lunes, 4 de enero de 2010

PROPONEN UNA AUTOPSIA AL PERRO DE LOS POMAR


Por qué el animal salió volando por el parabrisas y los bolsos que iban con él quedaron en el auto. Más incógnitas en torno al caso.

por Cecilia Di Lodovico


Pompi apareció muerto junto a su familia a la vera de la Ruta 31. Blanco y pequeño, el caniche toy corrió la misma suerte que sus dueños. El 8 de diciembre su cuerpo descompuesto se hizo visible para la Justicia, luego de permanecer 24 días desaparecido.
Antes, había sido noticia en dos oportunidades: “Hallan muerto al perro de los Pomar”, anunciaron varios diarios, puesto que el cuadrúpedo sacrificado a tiros del que la policía encontró muerto sobre el asfalto de la ruta 7 no era el de los Pomar. Más tarde, una mujer de Tres Arroyos (tal vez delirante o, en su defecto, mentirosa) aseguró que la familia le había encargado el cuidado de Pompi. Claro que no contó con el hecho de que el animal del grupo desaparecido era hembra cuando mostraba un macho a la cámara.
Tal fue la preocupación que despertó el can entre la opinión pública, que muchos preguntaron, intuitivamente, por el perro cuando se conoció el macabro hallazgo. Y, sí, Pompi también había perecido en el presunto accidente. Según la información ofrecida por la policía, también habría sido expulsada del Fiat Duna Weekend rojo por una extraña acción de la física que permitió que sus ocho kilos vuelen por el aire, no así los bolsos que la procedían.

Enio Linares descree del accidente.

“Creo que, además de pedir una reautopsia de los cuatro integrantes de la familia, habría que hacerle una autopsia al perro. En ese auto iban cinco tripulantes: los padres, las dos nenas y el can Desde la psicología patológica, el campo en el que soy competente, el perro formaba parte del grupo familiar”, sugirió el reconocido forense Enio Linares y agregó: “En Estados Unidos, cuando hay una situación de muerte en una vivienda, por ejemplo, los peritos analizan también al perro, que pasa a ser un habitante más de la casa. Hacen un estudio veterinario en profundidad”.
Incluso, Linares cree que el hecho de que los adultos hayan llevado a Pompi al viaje es un fuerte indicio que reafirma su hipótesis de fuga: “Es muy sintomático que se hayan llevado al perro, un animal no humano que pasa a ser integrante de la familia. ¿Qué necesidad tenía de llevar un perro para ir a trabajar? Si es que iba a buscar trabajo… Lamentablemente, tenemos que preguntarnos por qué los cuerpos salieron separados uno de otro”.
El forense abonó la hipótesis de “huida” y, cuando se hallaron los cuerpos sin vida, no creyó en la versión del accidente: “Cuando me enteré de que habían encontrado a la familia descarté que era un accidente. No puede escapar al sentido común que una familia permanezca desaparecida por tanto tiempo. Yo digo que no fue un accidente, que haya sido desde el punto de vista material, puede ser, pero ¿qué ocasionó esto? La figura que domina acá es la desaparición prolongada. No se autoprovocó la desaparición, algún agente externo la tuvo que hacer”, indicó.
“Y vuelvo a insistir –continuó-, esta familia se quería ir, estaba huyendo porque alguien los quería castigar y, probablemente, querían salir del país. Por eso, creo que la causa de muerte de la familia Pomar es equívoca (cuando se barajan varias causas de muerte) y que las víctimas aceleraron su propia muerte exponiéndose a los riesgos. Yo hablo de que aquí se quiere construir una realidad que no es la realidad. En ese sentido, hay ejemplos muy notorios en el país que pasan a ser paradigmáticos: el del odontólogo Barreda y el de la familia García Belsunce”, detalló. Al mismo tiempo indicó que “también hay que diferenciar el lugar del hecho y la escena del crimen. El lugar del hecho es donde encuentran el cadáver y la escena del crimen donde llevaron a cabo el homicidio. A veces no coinciden. El caso de los Schoklender, encontraron a los padres adentro del baúl de coche, ese es el lugar del hecho, la escena del crimen fue el hogar de los hermanos. Pero eso pertenece a la esfera de la investigación criminalística, algo que no me compete”.
Al respecto, Linares propone, además, un concilio de profesionales para que expongan sus puntos de vista, según su especialidad (criminalística, medicina legal, psicología forense, balística, etc.) sobre el caso, en presencia del fiscal responsable de la causa.
Por otro lado, explicó por qué no quiso ser parte de la investigación del caso más resonante del año: “No quise hacerlo porque pretendían que me inclinara hacia un lugar en particular”, responde en referencia a las sospechas que se ciñen sobre la actuación policial. “Yo no soy experto en rastrillajes”, finalizó.
Asimismo, Linares aconsejó utilizar la figura de “autopsia psicológica” y un estudio socio-ambiental de las víctimas para despejar todas las dudas. Se trata de una entrevista psicopatológica a los sobrevivientes, es decir, al círculo familiar y allegados de la familia Pomar, despojado de carácter interrogatorio.
Por último, puso en tela de juicio el vinculo con el triple crimen, la mafia de los medicamentos y un homicidio en Lanús: “Estoy hablando de que el que manejaba el coche es bioquímico. 15 días antes fue asesinada una bioquímica en Lanús. Al mismo tiempo, está rondando todo el tema de los medicamentos adulterados. Estos son indicios que debe tener en cuenta un forense y solicitarle a la Justicia que los tenga en cuenta”.

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