jueves, 22 de octubre de 2009

LA FARSA DEL CASO ECHARRI


ESTO PUBLICÓ TRIBUNA DE PERIODISTA EN 2003


24 de octubre de 2002, día que secuestraron a Antonio Echarri —padre del actor Pablo Echarri—, supe que no se había tratado de un secuestro más.
Tal vez me había aventurado al sostener tal afirmación, pero el tiempo me fue dando la razón, no sólo por el mal trabajo de las fuerzas de seguridad sino por el "extraño" tratamiento que le dieron algunos medios, como Canal 9 y Radio 10, ambos pertenecientes al "empresario" yabranista Daniel Hadad.
No es un dato menor, de hecho, que un productor de dicho canal haya sido el entregador del número de teléfono de Pablo Echarri a uno de los que cobraron el dinero del rescate.
En lo que respecta a la investigación policial, podemos hablar del seguimiento de decenas de pistas falsas, un inédito desconcierto policial y la rara detención de un grupo de estafadores en lugar de los auténticos secuestradores. Para la Cámara Federal de La Plata, la actuación de la Policía en la causa fue, al menos, "ineficiente".
También es sospechoso que la Secretaría de Inteligencia del Estado (SI) haya trabajado en colaboración con la Policía bonaerense —entre otras cosas interviniendo líneas telefónicas— y no se haya llegado a nada concreto.
Recordemos que durante toda una semana los secuestradores mantuvieron cautivo a Antonio Echarri en la misma casa de Burzaco —sin moverlo— y nadie pudo rastrearlos.
A tanto una como a otra fuerza de seguridad les pasó inadvertidos que el rescate pagado por Pablo Echarri —casi 200.000 pesos— llegó a un grupo de aprovechadores que nada tenían que ver con los verdaderos secuestradores. Prueba de esto es que cuando la Policía Federal detuvo a los supuestos responsables y los presionó para que revelaran dónde estaba la víctima estos últimos desconocían el dato.
Otro detalle dudoso es que quien encabezó el procedimiento de liberación fue el subcomisario José Hernández, un hombre que en su momento fue acusado —y arrestado— por "ocupar" la casa de un comerciante y extorsionarlo para que le entregara 50.000 pesos.


Sello mafioso

Es sabido que no fue la eficacia de los investigadores lo que permitió resolver el secuestro de Antonio Echarri, sino la casualidad.
Mientras estos seguían pistas falsas aportadas por llamados anónimos, apareció en escena un ex sargento —José Luis Dicugno—, quien reveló que su propio hijo, Ezequiel, tenía cautivo a Echarri en una casa de Burzaco.
Nadie sabe aún porqué Dicugno actuó de tal manera, pero es indiscutible que fue ese acto —y ningún otro— lo que permitió resolver el caso.
A pesar de que Ezequiel Dicugno había sido partícipe del secuestro de Antonio Echarri, logró escapar de la policía —de manera sospechosa— cuando entraron a su casa a rescatar al secuestrado.
Las dudas crecen aún más en estos días, luego de comprobar que Ezequiel fue asesinado brutalmente a pocos días de haber sido liberado Antonio Echarri.
Es imposible no detectar el sello mafioso en su muerte. Y es que, aparte de clavarle cuatro navajazos en el cuerpo, le dispararon dos tiros en la cara y, aún con vida, consciente, lo ataron a un bloque de cemento y lo tiraron a un canal de aguas podridas. No obstante eso, antes de matarlo, a Ezequiel lo golpearon y torturaron y, aunque parezca increíble, finalmente murió ahogado.
El abogado Alejandro Vecchi, defensor de uno de los imputados en el caso, señaló sus sospechas: "Lo mataron porque estaba a punto de revelar que formaba parte de una banda parapolicial".
No olvidemos que horas después de liberado Antonio Echarri, la esposa de Ezequiel advirtió que la vida de su marido corría peligro. "Tengo mucho miedo de que no aparezca vivo", dijo.
Lamentablemente su presagio se cumplió.


Bandas elásticas

A la hora de analizar las hipótesis sobre el secuestro del papá de Pablo Echarri, las opiniones se dividen, incluso en el terreno de los servicios de inteligencia.
Para una facción de la SIDE, dicho secuestro fue una operación realizada por una banda con mano de obra policial e inspirada por jefes o ex jefes policiales con el objeto de desestabilizar al ministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires, Juan Pablo Cafiero.
De esa manera se entiende que a Ezequiel Dicugno lo hayan asesinado tan brutalmente. Ni más ni menos que para silenciarlo.
Para abonar el terreno de las sospechas, podemos agregar que:

- El secuestro de Antonio Echarri no se hizo con un auto robado, como es habitual, sino con un coche que estaba a nombre de uno de los secuestradores.
- El secuestrado estaba sin ataduras ni vendas y en la misma habitación que transitaban los secuestradores, algo no habitual.
- La banda mantenía al secuestrado más buscado del país en la propia vivienda de Ezequiel Dicugno, a cien metros de donde vivía su padre.
- En el momento en que la policía llegó, Dicugno hijo saltó por una ventana y se fue.

En un fallo de la Cámara de Apelaciones se puede leer que "está lejos de toda cotidianidad que la policía haya permanecido a 50 metros de donde se desarrolló la escena del ingreso a la casa donde estaba Antonio Echarri y sin tomar mínimas precauciones para que no suceda lo que aconteció, esto es, que escapen los delincuentes".
Todos estos datos sumados hacen sospechar que el grupo de secuestradores tenía respaldo policial y se movía a través de zonas liberadas.


Mafia, política y medios

En estos días en los que resurgen las sospechas generalizadas por la cercanía de las elecciones nacionales, se torna una verdadera obligación investigar la posible existencia de campañas de desestabilización que puedan ser usadas como arma política.
La situación no es nada nueva. Ya hemos visto en el pasado la utilización de delincuentes para provocar una sensación de mayor inseguridad y beneficiar así a algún candidato.
Esto se potencia cuando vemos a algunos medios de información de alcance masivo —canal 9 y Radio 10, entre otros— jugando a favor de la desinformación en este tipo de temas y manejando información poco objetiva que desvía la posibilidad de dar con los verdaderos autores del secuestro de Echarri.
Es aquí donde aparece un dato sospechoso. Y es que las personas que se benefician con la potencial jugada contra Juan Pablo Cafiero son las mismas que demuestran gran influencia política dentro del multimedios de Daniel Hadad.
Usted los conoce, no hace falta que los nombre ¿O sí?

Christian Sanz

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