domingo, 20 de septiembre de 2009

GRACIELA CAMAÑO: "LOS K NO TIENEN POSIBILIDADES EN EL 2011"

Graciela Camaño hace treinta años que es la pareja de Luis Barrionuevo, uno de los "dirigentes más brutales del sindicalismo".Una vez, siendo ministra de Trabajo de Eduardo Duhalde, encabezó una reunión que terminó cuando Hugo Moyano le pegó una trompada a un empresario del transporte. Enfurecida, fue ella la que frenó la pelea: “Moyano, vos a mí no me vas a hacer esto”. Escenas como ésa no la sorprenden. Hizo carrera en un mundo de gente pesada, el peronismo bonaerense de base. Y hace treinta años que es la pareja de Luis Barrionuevo, uno de los dirigentes más brutales del sindicalismo. Graciela Camaño se confesó vulnerable.Tiene 53 años, cuatro hijos y, a pesar de su cercanía con todos los jefes del PJ opositor, es una pieza esencial del bloque de diputados del Frente para la Victoria (FPV). Usó su conocimiento parlamentario para ayudar al kirchnerismo a sacar leyes clave, como las facultadas delegadas o la reforma del Consejo de la Magistratura. Esta semana, sin embargo, votó en contra de la ley de medios. –¿Por qué?–La analicé, la leí y encontré que es una muy mala ley. No hubo tiempo para tratarla. Trabajé con un grupo grande de asesores. Fue un esfuerzo muy grande. –El oficialismo dice que sí hubo tiempo para conocer la ley porque durante varios meses se hicieron foros de debate en distintos puntos del país. –Que se hayan hecho reuniones y consultas, o que se haya formado una agrupación para defender la ley, está bien. Pero nadie puede decir que eso está ajustado a derecho. Si me hubieran dicho que hubo una consulta popular y que el pueblo se expresó a favor de la ley, no te quepa la menor duda de que lo hubiera tomado en cuenta. Pero el ámbito de discusión de las leyes es el Congreso.–¿Cree que los legisladores no tenían por qué participar de esos foros?–Bajo ningún punto de vista. Tampoco sabíamos de esas reuniones.–Fueron públicas.–Sí. Pero nunca hubo una invitación formal a los legisladores. Además, de ninguna manera se puede suplantar la representatividad que tiene el legislador con la vocación de representación que tiene la ciudadanía. –¿Por qué dice que es una ley “mala”?–Es compleja para la lectura. Cuando nosotros tenemos una ley para estudiar, leemos algo más que los artículos y las palabras. Leyendo de manera integral se advierte el espíritu más íntimo. En la confección del proyecto actuaron demasiadas personas y terminó funcionando mal el “cortar y pegar”. En varios artículos se ve que hubo conceptos que venían con un grado de seriedad importante que después se desvirtúan. Por ejemplo: cuando se habla de contenidos en materia de programas infantiles, el artículo viene bárbaro y de repente, al final, dice algo así como que “los niños tienden a ser lo que ven”. Una frase así no puede ser parte de una buena legislación.–¿Y cuál cree que es el “espíritu más íntimo” de esta ley?–Dar vuelta lo que se tenía hasta ahora, que es un sistema de comunicación de medios que es privado. Si esta ley se vota vamos a tener un sistema de medios públicos, con gran participación de las ONG, que no sabemos bien qué son. Habrá privados, pero con un porcentaje inferior al de ahora. Para poner en práctica esta ley es imperioso que se defina qué es una ONG. No es lo mismo una fundación, una universidad, una cooperativa, a un grupo de personas que se juntan en un barrio y golpean las puertas de los ministerios para conseguir programas. Lo digo por experiencia propia.–Dice que la ley se trató “rápido”. ¿A qué lo atribuye? ¿Fue desidia o el Ejecutivo tenía intereses especiales por su pelea con Clarín?–Tengo otra teoría. Creo que fue erróneo el planteo de la oposición de desvirtuar que la ley sea tratada por esta composición del Congreso. Eso asustó a varios que pensaron que nos íbamos a quedar nuevamente sin una legislación de medios. –¿El nuevo Congreso realmente iba a tratar la ley?–Acá hay proyectos de la época de (Raúl) Alfonsín, de (Carlos) Menem y de (Fernando) De la Rúa que no fueron tratados. Creo que ese antecedente, por ejemplo, es lo que amontonó a los sectores de izquierda para que voten a favor. La verdad es que no sé si en diciembre se iba a tratar. Por supuesto que el Gobierno aprovecha para profundizar su pelea con Clarín. O sea, se vota en medio de una pelea espantosa. Las cosas que suceden de un lado y del otro no forman parte de una convivencia pacífica. A mí me hizo ruido ver cómo se rompían las agencias de Clarín, o se le ponían carteles en contra.–¿Atribuye esas operaciones al oficialismo?–No es que yo se lo atribuya, el propio Kirchner se encargó públicamente de dejar en claro lo que piensa.–¿Antes de votar recibió algún llamado de representantes de los grupos de medios?–Para nada. Creo que nadie se atrevería a venir a verme para ofrecerme cosas raras. Si alguien lo hiciera, lo meto preso. Y del mismo modo en que no me vinieron a ver los medios privados, tampoco recibí presiones de parte del oficialismo.–¿Cómo explica que siendo una dirigente muy cercana al PJ opositor aun así forma parte del bloque del oficialismo?–Tengo un comportamiento con respecto a las leyes que tiene que ver con el análisis, el trabajo y la posición. Y lo hago con absoluta libertad. En una sola oportunidad un jefe de Gabinete osó llamarme para sugerirme que tenía que entrar a una sesión. Nunca más un jefe de Gabinete lo hizo. Nunca voté corporativamente.–¿Quién fue ese jefe de Gabinete?–No fue con los Kirchner. Fue antes, no importa. Acá recibe presiones el que es presionable. Y yo tengo la virtud de saber que soy finita, que me voy a morir, como todos. Y eso me da una libertad muy grande. –Para muchos analistas es sorprendente que Kirchner haya retomado la iniciativa tras perder las elecciones de junio. ¿Cómo lo explica?–Es un pragmático en serio. Además, quien ostenta el poder tiene algunas ventajas. El otro tema es que la gente en las elecciones repartió el voto, no posicionó a nadie, sólo votó en contra de Kirchner.–Es paradójico que eso haya favorecido a Kirchner.–Son las cosas que pasan en política. Él está intentando terminar el mandato con la mayor fortaleza posible. Por eso se planta en el medio de la escena. Necesita sostener la idea de que puede ser candidato en 2011. –¿Los Kirchner tienen posibilidad de ser reelegidos?–No. Hay una relación con el electorado de cierto encanto que si se rompe, se rompe, no se dobla ni se tuerce. Cuando eso pasa se termina la legitimidad ante la gente. –La oposición dice que los Kirchner no leyeron correctamente el resultado de las urnas. –Al contrario, Kirchner leyó el resultado de las urnas y está sobreviviendo. Lo que pasa es que para sobrevivir no tiene que hacer lo que los otros quieren, sino lo que a él le conviene.–En este escenario, ¿cómo se posiciona el peronismo?–Es una diáspora. Para el PJ es muy difícil armar algo por fuera del poder. Hay dirigentes muy importantes que están tardando demasiado en armar un polo único para que la militancia vea que hay algo distinto a los Kirchner.–¿Lo dice por Reutemann?–No. Hablo de toda la dirigencia en general. Le tengo gran aprecio a Lole. Pero para llegar a ser alguien en la vida tenés que estar convencido de adentro, tenés que tener el fuego sagrado. No sé si el Lole realmente quiere ser candidato.–O sea que para usted el peronismo opositor tiene que hacer más gestos de unión.–No hay que mostrar gestos de unión, se tiene que plantear un proyecto. El peronismo no es un partido de gestos. El peronista necesita más que eso para ponerse el overol. Hace falta un espacio donde se vea que se construye poder. –¿Duhalde no está armando ese espacio?–No sé. Duhalde no aparece públicamente armando esto.–¿No podría armarlo Macri?–Imposible. No es peronista. Es un empresario que se da cuenta de que sin el peronismo no va a ningún lado. Pero primero tiene que demostrar que sabe hacer las cosas, porque todavía no lo demostró. Me parece que le falta un período más en la Capital Federal para que recién ahí pueda pensar en ser candidato a presidente. –Usted es una mujer de militancia gremial, fue ministra de Trabajo, ¿qué piensa de la relación Kirchner-Moyano?–Que tiene una relación de “amor carnal” con Kirchner. Pero no conozco los detalles. Te voy a decepcionar. Nunca me reuní con Kirchner siendo presidente, ni ahora. Pero convengamos una cosa: no tuvieron una mala actitud con la dirigencia sindical ni con el movimiento obrero. –Se va a pelear con Barrionuevo por lo que está diciendo.–Pero fijate que el único sector que estuvo peleado con Kirchner desde el primer momento fue el que lidera Luis. Después, quien más, quien menos, vistió el Salón Blanco. No me importa que me critique Barrionuevo. Muchas veces le hice notar que los Kirchner no fueron agresivos con el movimiento obrero. No puedo dejar de decir que rescataron salarios o que dieron vuelta el sistema previsional.–Está reivindicando a Moyano. –No. Son decisiones de Kirchner. Con alguien se tenía que quedar. Se peleó con todos, salvo con el movimiento obrero. Es el único aliado de peso que le queda.–Entonces, ¿éste es un Gobierno débil o todo lo contrario?–Es débil. Pero tiene un operador que se esfuerza para que no lo sea.“Cristina aceptó la conducción de Néstor”–¿Qué pasa en su casa cuando discute un tema político con Barrionuevo y no se ponen de acuerdo? –Nos afecta, claro. No es fácil convivir. Nada fácil. En la última elección, como presidenta del PJ de San Martín, acompañé a la lista oficial. Estuve como 60 días sin hablarme con Luis. Hacíamos cartitas a mano para decirnos cosas. Es muy díficil en una pareja compartir la política. Para poder hacerlo tenés que tener solidez en otro aspecto. Nosotros lo tenemos en lo familiar.–¿Intuye que en Olivos pasan situaciones similares?–No. Creo que no hay peleas y ése es el problema. Cristina debería intentar imponerse más. Es cierto que no tiene equipo propio. Y si vos no armaste tu equipo propio, tenés que tomar lo que hay. Yo, por ejemplo, después de años de militancia, tengo a la gente que responde a Graciela Camaño y la que responde a Luis Barrionuevo y hay una muralla en el medio. Están divididas las aguas. –¿No puede pasar que Cristina y Néstor coincidan en todo?–Es que se nota que pasa eso y que hay un jefe. No lo digo peyorativamente, lo digo porque cuando vos sos un cuadro político, como es Cristina, eso te juega en contra, porque aceptás la conducción. En el caso de ella es así, aceptó la conducción de Kirchner.“Zanola es responsable de lo que pasó”–Como dirigente de la CGT conoció a Juan José Zanola. ¿Qué piensa sobre su relación con Néstor Lorenzo y la droguería San Javier? –Siento una fuerte indignación. Hay que ser cuidadosos, igual, hasta conocer hasta dónde llega la connivencia en el entramado ése. Lo que me parece terrible es el hecho de que se haya podido infiltrar de esa manera un personaje tan nefasto que haga negocios con la salud de la gente, como este señor (Néstor) Lorenzo. Todo lo que pasó en el medio está para verse.–Usted fue ministra de Trabajo. ¿Realmente cree que Zanola pudo no haber tenido responsabilidad en este caso?–Él tendría que haber investigado ante la primera denuncia que le llegó sobre el tema. Tiene responsabilidad, obviamente. La situación es terrible porque además pone un manto de sospecha sobre las obras sociales, y el sistema en realidad funciona. Esto les da pasto a las fieras que quieren que desaparezcan las obras sociales

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