domingo, 27 de septiembre de 2009
ANIVERSARIO DEL DIARIO "LA CIUDAD"
EL 29 DE SETIEMBRE, DIARIO "LA CIUDAD" DE ALTE. BROWN, CUMPLIRA 27 AÑOS DE APARICION ININTERRUMPIDA. Desde aquellos inicios un 29 de setiembre de 1982, casi al finalizar una etapa muy dura para todos los argentinos, nació un diario, en su momento, quincenal, con la ilusión de parte de los que lo crearon, de poder informar a toda la comunidad de la zona sur, con base en Alte. Brown, San Fco. Solano, Quilmes y distritos vecinos. Hoy en dia, diario LA CIUDAD, pese a numerosos obstáculos que debe enfrentar, sigue creciendo.
LA FAMILIA DE CABEZAS, SATISFECHA: PERPETUA A PRELLEZO
El abogado Alejandro Vecchi destacó "la satisfacción" de la familia de José Luis...
Cabezas ante el fallo del Tribunal de Casación bonaerense que confirmó la condena a reclusión perpetua al ex policía Gustavo Prellezo, autor del crimen del reportero gráfico en la ciudad de Pinamar, en 1997.
De esta forma, el abogado de la familia Cabezas se refirió a la medida adoptada por la Sala II, que rechazó un recurso presentado por la defensa del ex efectivo de la policía bonaerense y dejó firme la condena impuesta en 2000 durante el juicio oral que realizó la Cámara Penal de Dolores. Vecchi expresó "la enorme satisfacción que siente la familia del reportero gráfico, brutalmente asesinado el 25 de enero de 1997, ante tamaño fallo que, pese al tiempo transcurrido y la posibilidad del imputado de recurrir ante la Suprema Corte de
Justicia, coloca a un homicida en el lugar en donde debe estar".
El letrado consideró que también deberían estar presos "todos y cada uno de los responsables penales que han intentado con el homicidio de José Luis acallar las verdades, lo que no han conseguido y no conseguirán jamás".
En ese sentido, Vecchi expresó que "más allá de que esta condena no es ni más ni menos que la descripción pura y simple de los hechos criminatorios, la esencia del fallo no hace más que confirmar que (Alfredo) Yabrán pagó, (Gregorio) Rios organizó y Prellezo ejecutó".
En el fallo, los jueces de la Sala II remarcaron que "está demostrada la vinculación de Prellezo con Ríos y Yabrán, quien mantenía un enfrentamiento con la revista Noticias y sus fotógrafos, incluído José Luis Cabezas, que había logrado fotografiarlo.
Vecchi publicó un libro en el que se cuenta "las vivencias de un simple letrado que ha intentado, junto a la familia de José Luis y una innumerable cantidad de personas que han repudiado el accionar delictivo de sus autores, tanto materiales como ideológicos, descubrir la verdad de los hechos y lograr la condena a la pena máxima de los responsables".
Cabezas ante el fallo del Tribunal de Casación bonaerense que confirmó la condena a reclusión perpetua al ex policía Gustavo Prellezo, autor del crimen del reportero gráfico en la ciudad de Pinamar, en 1997.
De esta forma, el abogado de la familia Cabezas se refirió a la medida adoptada por la Sala II, que rechazó un recurso presentado por la defensa del ex efectivo de la policía bonaerense y dejó firme la condena impuesta en 2000 durante el juicio oral que realizó la Cámara Penal de Dolores. Vecchi expresó "la enorme satisfacción que siente la familia del reportero gráfico, brutalmente asesinado el 25 de enero de 1997, ante tamaño fallo que, pese al tiempo transcurrido y la posibilidad del imputado de recurrir ante la Suprema Corte de
Justicia, coloca a un homicida en el lugar en donde debe estar".
El letrado consideró que también deberían estar presos "todos y cada uno de los responsables penales que han intentado con el homicidio de José Luis acallar las verdades, lo que no han conseguido y no conseguirán jamás".
En ese sentido, Vecchi expresó que "más allá de que esta condena no es ni más ni menos que la descripción pura y simple de los hechos criminatorios, la esencia del fallo no hace más que confirmar que (Alfredo) Yabrán pagó, (Gregorio) Rios organizó y Prellezo ejecutó".
En el fallo, los jueces de la Sala II remarcaron que "está demostrada la vinculación de Prellezo con Ríos y Yabrán, quien mantenía un enfrentamiento con la revista Noticias y sus fotógrafos, incluído José Luis Cabezas, que había logrado fotografiarlo.
Vecchi publicó un libro en el que se cuenta "las vivencias de un simple letrado que ha intentado, junto a la familia de José Luis y una innumerable cantidad de personas que han repudiado el accionar delictivo de sus autores, tanto materiales como ideológicos, descubrir la verdad de los hechos y lograr la condena a la pena máxima de los responsables".
martes, 22 de septiembre de 2009
SOBRE LA MUERTE DEL SUBCOMISARIO GUTIERREZ
AHORA QUE SE ESCLARECIÓ LA MUERTE DEL SUBCOMISARIO GUTIÉRREZ¿POR QUÉ NO SE AVANZA SOBRE EL ASESINATO DEL COMISARIO PIAZZA?
Cuando el 29 de agosto de 1994, fue asesinado el subcomisario Jorge Gutiérrez, Pedro Klodzyck, entonces jefe de la Policía de la provincia de Buenos Aires, aseguró que dicha muerte había sido un accidente "in itinere" (es decir, yendo del trabajo a su casa) y aprovechó la oportunidad para minimizar toda posibilidad de que se tratara de un crimen vinculado a "temas delicados". El comisario Jorge Piazza fue el primero en rebelarse contra la propia dirigencia e impulsar la rectificación de las palabras de Klodzyck. En un expediente elevado en febrero de 1998, Piazza asegura: "...existen algunos elementos que valorados pueden ser causal de un cambio de acto resolutivo". Poco después, el 23 de marzo del mismo año, se conoció la respuesta al pedido de Piazza: la intervención civil de la Policía Bonaerense dio lugar a su solicitud y quedaron desacreditados los dichos de Klodzyck. Lo que Piazza no sabía es que había dado nuevo impulso a los engranajes de una maquinaria que muchos no querían que funcionara: la investigación de la "aduana paralela". No era un tema menor. La aduana, las drogas y el contrabando iban de la mano del nombre de altos funcionarios del gobierno y la policía y era una cuestión que ya le había costado la vida al subcomisario Gutiérrez en 1994. Piazza no imaginó jamás que la muerte volvería para buscarlo a él en febrero de 2003, a dos días de tener que declarar sobre la muerte de su ex colega. Y es que pocos se habían percatado de que en el marco de esta misma causa aparecían otras muertes que habían pasado desapercibidas: -El despachante de aduana José Luis Gussoni, que en 1994 había denunciado irregularidades en el Sistema Informático María (SIM) falleció en enero de 1997 en extrañas circunstancias. Su auto se había incrustado debajo de un camión en plena Panamericana. Según testigos, le habían cortado los frenos. -José Micuccio había muerto mucho antes, en noviembre de 1991, también de manera confusa. Era jefe de la sección Registros de la Aduana de Campana, donde años más tarde se iba a descubrir un ilícito monumental: bolsas de cemento en lugar de bombas hidráulicas, orgullo de la industria nacional. -En diciembre de 1990, el juez federal Roberto José Marquevich encontró muerto al Brigadier Rodolfo Etchegoyen de un tiro que le atravesó la cabeza en su estudio de la calle Arroyo 845 PB. Los familiares y amigos de Etchegoyen insisten en que el ex Administrador de Aduanas había realizado importantes investigaciones para detectar el tráfico de drogas y lavado de narcodólares en las aduanas argentinas, inspeccionando sorpresivamente los depósitos fiscales de EDCADASSA, empresa atribuida al extinto Alfredo Yabrán. La investigación de Gutiérrez estaba centrada en la actividad de un depósito fiscal privado, llamado "Defisa". Dicho depósito estuvo vinculado a los escándalos del tráfico de armas y la mafia del oro. No era casual. Su propia esposa aseguró, luego de su muerte: "Jorge me decía que le llamaban la atención los movimientos del depósito lindante con la comisaría. Me aclaró ‘averigüé quiénes eran y son de la federal’." El nerviosismo de Gutiérrez era realmente entendible: luego de su muerte se encontraron anotaciones de propio puño y letra del subcomisario que demostraron que estaba preparando una operación en la que esperaba encontrar drogas. Marihuana o cocaína son las palabras que pueden leerse en sus manuscritos. Y algo peor: Gutiérrez esperaba encontrarla dentro de automóviles. Casualmente, el 14 de septiembre de 1994 –quince días después de que lo mataron- 980 vehículos importados que tenían como destino original el depósito fiscal investigado por el subcomisario (Defisa), fueron desviados sin causa justificada hacia Dorrego y Libertador, una zona controlada por un ex represor llamado Carlos Gallone, alias "el Duque", un siniestro personaje sobre el que nos detendremos más adelante.Nombres de peso Cualquier persona que se decida a analizar los pormenores de la muerte del subcomisario Gutiérrez podrá percibir una extraña sombra de negligencia e ineficiencia a la hora de investigar judicialmente el tema. Asimismo, le llamará la atención la cantidad de esfuerzos y dinero que asignó la propia Policía Federal a efectos de defender al principal acusado del homicidio, Daniel "Chiquito" Santillán. Los más importantes testigos de la causa fueron amenazados y amedrentados impunemente para que cambiaran su declaración, mientras que la cúpula de la fuerza policial atenuaba la gravedad de lo sucedido, afirmando que había sido un "accidente". El propio comisario Piazza encontró grandes escollos a la hora de tratar de re-investigar la muerte de Gutiérrez. Sin embargo, no debemos extrañarnos por tanta preocupación por parte de gente de gran poder político y policial. A continuación veremos por qué. Decíamos que el fallecido subcomisario Gutiérrez investigaba los pormenores del funcionamiento del depósito fiscal Defisa. En torno a dicho depósito giran algunos detalles que llaman la atención: -Desde 1993 y hasta el año 1995, Defisa ha funcionado de manera irregular, ya que carecía de habilitación para funcionar. En ese mismo período, justamente, fallece Gutiérrez. -A pesar de no tener habilitación, Defisa contó durante años con custodia de la Policía Federal y con guardas designados por la Aduana. -Osvaldo Ferrer y Sergio Gritti, asesores del entonces administrador de Aduanas, Gustavo Parino, antes de ser nombrados funcionarios públicos habían tenido vínculos con Defisa y algunos de sus directivos.El oro y el moro Cuando se suscitó el público escándalo por los reintegros a la exportación de oro y se conocieron los pormenores de lo que después de conocería, justamente, como la "mafia del oro", la comisión encargada en el Congreso Nacional de investigar los temas de la "Aduana paralela" entrevistó a una de las personas más importantes en el tema: la Dra. Rosa García, quien en enero de 1997 reveló algo que dejó a más de un legislador con la boca abierta: los funcionarios que más se preocuparon por el pago de los reintegros a las exportaciones de oro eran Gustavo Parino, el mismísimo administrador de Aduanas y su principal asesor, Osvaldo Ferrer. En medio de la charla, un legislador preguntó a García si el oro podía tener canal verde -es decir, la posibilidad de que no fuera controlado por funcionarios de Aduana-, lo cual fue respondido por la funcionaria textualmente: "Podía y tenía. Me decían (Parino y Ferrer) que era un control selectivo". Las deficiencias de la Aduana ya eran un secreto a voces. El 14 de marzo de 1999, el diario Clarín se hizo eco de un pedido de informes que la Cámara de Diputados había enviado al Poder Ejecutivo para saber si -como sospechaba un grupo de legisladores- existía un corredor libre en el puerto de Buenos Aires que facilitara el contrabando y el ingreso de drogas al país ante la falta de controles aduaneros adecuados. Y es que se demostró que en un año, el 95 por ciento de la mercadería importada de Colombia no había sido revisada por la Aduana de Buenos Aires. Mientras tanto, la DEA –organismo norteamericano encargado de controlar el tráfico de drogas- señalaba graves fallas en el sistema en un extenso reporte.Narcotráfico... no investigar Habían pasado 5 años desde que un grupo de agentes de la SIDE comenzara una exhaustiva investigación sobre un presunto narcotraficante de apellido Solano que, casualmente, tenía un Depósito fiscal en la zona de Barracas, en Capital Federal. Muy cerca del depósito fiscal que investigaba el subcomisario Gutiérrez en 1994. El último informe elevado por los agentes de la SIDE a sus superiores hacía referencia a la empresa de seguridad que custodiaba el depósito fiscal de Solano, llamada Self Security y cuyo titular es el mismo que en el caso de Defisa SA. El dossier detalla los últimos movimientos de los agentes de Inteligencia: "Se concurre nuevamente al depósito ubicado en el barrio de Barracas, con la finalidad de poder lograr infiltrarse, observar los movimientos, como así también poder intentar ver el contenido de los contenedores que se encuentran en el lugar" "En el lugar se detecta la presencia de personal de vigilancia de una empresa privada. Sobre el uniforme de los guardias, el nombre de la agencia; "SELF SECURITY". "Lo único que se puede llevar a cabo, es efectuar una observación sin poderse lograr ingreso al depósito". REUNION CON PERSONAL RETIRADO DE SEGURIDAD FEDERAL. -"Por favor averiguame quién es el dueño de SELF SECURITY" -"Que pasa lo están investigando a "El Duque"? -"No sé a quien te referís, me pidieron por un trabajo de narcotráfico, tengo buena banca para hacerlo". -"Mirá, si estas trabajando al Comisario Carlos GALLONE; tené cuidado porque anda con un tal Solano.Nosotros hicimos hace unos años atrás un trabajo en Europa, pero a éste Solano nunca lo pudimos voltear, mejor dicho, no nos dejaron. Pensá que "El Duque", merquero, es uno de los "pollos" del Coti Nosiglia. Pero si a vos te parece que tenés banca; anotá, te paso los datos que tengo: Saenz Peña 352 5° piso, teléfonos 4383-2303/7154". Que tengas suerte. REUNION EN CONFITERIA DE AVDA. LIBERTADOR Y AVDA.BULRRICH. (con Personal Superior de la SIDE) -"Bueno señor me encuentro con un dato realmente inusitado; el ex Comisario Carlos Gallone le da seguridad al depósito de la zona de Barracas, y me fue imposible infiltrarme". -"Querés un café"....Bueno, escucháme bien; olvidate de éste trabajo. Si tenés algún gasto pasámelo que yo ya te lo pago. Pero te olvidas de todo, porque no solamente te van a voltear a vos, sino que corro riesgo también yo." Esta parte del informe –que es aún más extenso- nos posiciona sobre la persona de Carlos Gallone, ex represor que posee una agencia de seguridad que custodia depósitos fiscales. Casualmente, dos de los depósitos vigilados por él han estado vinculados al tema drogas. Según varias fuentes, Gallone sería un protegido del Coti Nosiglia a quien acompañó en su gestión como ministro del Interior durante el gobierno de Raúl Alfonsín. Como si todo esto fuera poco, existen varios datos que al cruzarse conducen también a la persona del extinto Alfredo Yabrán, otro personaje relacionado al mundo de la droga y lavado de dinero.Piazza, paredón y después A pesar de los extraños dichos de la familia del comisario Piazza acerca de que su muerte sería producto de un vulgar robo, los 40 pesos que Norma Romero, su mujer, le había dado, permanecían en el bolsillo de su pantalón. Por otro lado, los peritajes determinaron que a Piazza lo obligaron a arrodillarse antes de fusilarlo: demasiada saña para un simple robo. Lo que sí es seguro es que la jueza Marcela Garmendia venía reuniendo testimonios desde octubre del 2000 para reabrir el expediente sobre la muerte del subcomisario Gutiérrez. Antes de aparecer muerto, Piazza se había reunido con el subcomisario Marcelo García, en La Plata. La intención de García era la de poder contar con su testimonio. Mientras tanto, la viuda de Piazza asegura que "todos quieren sacar rédito de lo que pasó, pero que no cuenten conmigo", agregando que quiere "que la investigación siga en La Plata. Que no la trasladen. Acá sé cómo investigan. Están los amigos de Jorge". Sabias palabras de una mujer que sabe más que lo que dice.
Fuente: Christian Sanz (Tribuna de Periodista)
LEY MORDAZA SIGUE AVANZANDO?
Según publicara el sitio web Infobae.com, existe un proyecto de ley que se encuentra en el Senado de la Nación que cambiará en forma radical el mercado argentino de Internet e impondrá mecanismos de censura similares a los que se observan en China u otros países con restricciones a la libertad de expresión. La iniciativa del senador Guillermo Jenefes establece un sistema para identificar a los usuarios de la red, y responsabiliza con multas en dinero a proveedores de servicios de Internet y a buscadores, como por ejemplo Google y Yahoo. Por lo que se desprende del proyecto, sería un intento de realizar algo similar a lo que ocurre en la República Popular China o, peor aun, si a esto sumamos el proyecto de Ley del Impuestazo tecnológico. De tal forma, si analizamos este proyecto de Ley, sumado al Impuestazo tecnológico, sumado a los aliados extranjeros que tenemos, no es muy difícil llegar a la conclusión de que el resultado final es bastante evidente. A esto debemos agregar el intento de obligar a los proveedores de Internet a guardar por 10 años —o más— todos los datos, sitios visitados, artículos escritos en blogs (aunque los mismos se hayan dado de baja), vinculando todo con las direcciones IP de cada cliente/usuario. Por lo tanto, no es difícil darse cuenta de que estamos ante una situación muy grave, que significa, ni más ni menos, la perdida de la libertad de expresión. Pero si a todo esto sumamos la intención del gobierno de sancionar la nueva ley de Radiodifusión, no hay que ser demasiado astuto de cuales son las verdaderas intenciones del kirchnerismo. Así que, amigos periodistas, vayamos viendo precios de máquinas de escribir Olivetti o Remington de la década del 40, que se nos bonificarán con un 30% extra de impuestos. Eso sí, trate de no pagarla con tarjeta, no vaya a ser cosa que la AFIP le mande a su casa un operativo de 200 personas.
Pablo Dócimo
domingo, 20 de septiembre de 2009
A 10 AÑOS DE LA MASACRE DE RAMALLO
Hace unos días, un viejo informante -ex comisario de la provincia de Buenos Aires- me llamó para anticiparme que saldría a la luz un nuevo peritaje demostrando que Martín René Saldaña, detenido en su momento por el robo en el Banco Nación de Villa Ramallo, no se había suicidado como se dijo, sino que fue asesinado. "El tema vuelve a salir a la luz para pegarle a (Carlos) Menem, sigue la idea del Gobierno de desviar la atención de sus propios escándalos como lo sucedido con Gerez, para que este año electoral no les sea esquivo. Se vienen varias operaciones de este tipo, no tengas dudas", aseguró la fuente referida. Dos días más tarde, al leer los diarios vernáculos pude ver que la profecía del ex comisario se hacía realidad. Imaginé entonces que sería una buena oportunidad para contar lo que se escondió realmente detrás de la masacre de Ramallo del año 99. Más allá de la improbable operación contra Menem, hay una historia que merece ser contada y que esconde un trasfondo realmente escalofriante. Es una trama que involucra al propio ex Presidente y a su fallecido hijo.El principio fue el verbo El 17 de septiembre de 1999, se dio un episodio político-policial denominado "masacre de Ramallo", a través del cual tres ladrones ingresaron a la sucursal del Banco Nación de esa localidad con la supuesta intención de robar el tesoro. En medio de un descuido, una testigo presencial llamó a la policía y se produjo lo inesperado: los malvivientes tomaron a seis rehenes y comenzaron una ardua negociación con el objetivo de obtener lo que buscaban a cambio de liberarlos. Se dijo entonces que en el banco había unos $ 30.000 -junto a poco más de $ 100.000 en el tesoro- y que los ladrones solicitaban llave y clave para abrirlo. Se dijo también que además del dinero buscaban unos documentos guardados en la bóveda, real motivo de la toma del banco. Las negociaciones entre los malvivientes y la policía nunca avanzaron y, a partir las 21 horas, los ladrones comenzaron a dejar salir a algunos rehenes. Horas más tarde, mientras Martín Saldaña conversaba con el mediador, sus cómplices salieron con los dos que quedaban en un automóvil Volkswagen Polo propiedad del gerente del banco, Carlos Cháves. A su lado iba uno de los ladrones llevando como escudo humano, sobre sus piernas, a su esposa Flora Lacave. Atrás iba otro asaltante, Carlos Martínez, y el contador del banco Carlos Santillán, también como escudo humano. Al salir el auto con los dos ladrones y los tres rehenes de "escudo", muchos de los policías que rodeaban el banco abrieron fuego y en pocos segundos se desató una de las peores masacres que se hayan visto: hubo 170 disparos, 46 de los cuales impactaron en el auto, los rehenes y los ladrones. Cháves y Santillán murieron en el acto, mientras que Flora Lacave y Carlos Martínez se salvaron. Martín Saldaña, el ladrón que se había quedado dentro del banco fue detenido y al día siguiente fue encontrado ahorcado en una celda de la comisaría 2 de Villa Ramallo. Se dijo que se había colgado usando el forro de un colchón sin que nadie se explicara cómo pudo hacer para arrancarlo (1). Pronto se sabría que los tres delincuentes habían actuado con la complicidad de la policía. Por caso, Saldaña había participado con anterioridad en otros hechos criminales en los que también aparecía la sombra de policías y ex policías. No por casualidad, entre sus ropas se encontró un plano detallado del interior de la sucursal del Banco Nación. La "conexión policial" que encubrió a los asaltantes de Ramallo fue parte de una banda que contó con apoyo de policías de Zárate-Campana y de La Plata, en cuya cúpula se encontrarían oficiales de alta graduación. Esto explicaría por qué durante la crisis hubo dos negociaciones paralelas: una oficial y una segunda secreta, de la cual aún no se conocen los detalles. Recordemos que la policía nunca cortó las cuatro líneas telefónicas del banco y sólo intervino tres de ellas, dejando sintomáticamente una libre. La valija Pocos saben, incluso al día de hoy, que en una de las bóvedas del Banco Nación de Ramallo se encontraba el contenido de una valija que llevaba Carlos Menem Jr. el día que murió estrellado en su helicóptero. Fue el 15 de marzo de 1995, cuando viajaba de Buenos Aires a Rosario para competir en una carrera automovilística, en el sospechoso marco del abandono de su propia custodia. Según el libro Maten al hijo del Presidente (2), escrito por este periodista, la valija que portaba el hijo del ex presidente Menem contenía papeles con denuncias que comprometían al círculo político más importante del menemismo y los detalles de la "colaboración" entre Argentina y Siria en temas de narcotráfico. La mera mención de ese portafolios -que desapareció por completo el día que murió Carlitos- trajo sendos dolores de cabezas a más de uno. Así se cuenta en el libro referido: "Hugo Sánchez Trotta, un hombre que en ese momento se encontraba privado de su libertad, había prometido que ni bien saliera de la cárcel iba a ir a declarar y aportar información acerca del destino de la valija y sobre las investigaciones que Carlos Menem Jr. llevaba sobre temas de narcotráfico. Dos días después de salir en libertad y antes de poder decir nada, fue acribillado a balazos por la policía. Él aseguraba a quien quisiera escuchar que la persona que se llevó el maletín, al poco tiempo pudo verse con diversos vehículos y propiedades. Aparentemente obtenidos gracias a la recompensa por haber hecho desaparecer la prueba. Para poder profundizar los dichos de Hugo Sánchez Trota, el juez llamó a declarar a su hermano, Antonio Emilio, quien el 25 de febrero de 1997 declaró que lo poco que sabía era a través de su hermano fallecido. Que creía 'que a Carlitos lo mataron por que molestaba al narcotráfico (…) y lo dejaron morir como a un perro'. A poco de declarar y en situación totalmente sospechosa, Antonio Sánchez Trota también fue asesinado. (...) 'La valija se la llevó un tal Comisario Silva, muy conocido en Ramallo', me aseguró alguien que no quiso que grabe su testimonio. (...) Al mismo tiempo, ni bien se produjo la caída del helicóptero, Emir Yoma le había pedido a Lucho Pineda que entrara cuanto antes al departamento de Carlitos y retirara el contenido de la caja fuerte que estaba al lado de la cama: 'Sacá todo y avisame sin que se entere Zulema', ordenó desde San Nicolás". Prosigue el mismo libro en otra de sus partes: "Mientras pensaba en lo increíble que eran los datos que le daban vuelta por la cabeza, Carlitos dudaba una y otra vez acerca de la posible participación de su propio padre en tan sucios negocios. No podía ser que alguien a quien creía conocer tanto, le fuera tan ajeno en algunos aspectos. De todas maneras, pensaba que cuando estuviera más tranquilo iba a analizar más detenidamente la información que llevaba en el portafolios. Le era difícil entender la relación entre armas y drogas en un país tan alejado de medio oriente. No podía ser que esos 'negocios' hubieran penetrado de tal manera en los estratos más profundos de toda voluntad política".
CRISTIAN SANZ (Tribuna de Periodistas)
GRACIELA CAMAÑO: "LOS K NO TIENEN POSIBILIDADES EN EL 2011"
Graciela Camaño hace treinta años que es la pareja de Luis Barrionuevo, uno de los "dirigentes más brutales del sindicalismo".Una vez, siendo ministra de Trabajo de Eduardo Duhalde, encabezó una reunión que terminó cuando Hugo Moyano le pegó una trompada a un empresario del transporte. Enfurecida, fue ella la que frenó la pelea: “Moyano, vos a mí no me vas a hacer esto”. Escenas como ésa no la sorprenden. Hizo carrera en un mundo de gente pesada, el peronismo bonaerense de base. Y hace treinta años que es la pareja de Luis Barrionuevo, uno de los dirigentes más brutales del sindicalismo. Graciela Camaño se confesó vulnerable.Tiene 53 años, cuatro hijos y, a pesar de su cercanía con todos los jefes del PJ opositor, es una pieza esencial del bloque de diputados del Frente para la Victoria (FPV). Usó su conocimiento parlamentario para ayudar al kirchnerismo a sacar leyes clave, como las facultadas delegadas o la reforma del Consejo de la Magistratura. Esta semana, sin embargo, votó en contra de la ley de medios. –¿Por qué?–La analicé, la leí y encontré que es una muy mala ley. No hubo tiempo para tratarla. Trabajé con un grupo grande de asesores. Fue un esfuerzo muy grande. –El oficialismo dice que sí hubo tiempo para conocer la ley porque durante varios meses se hicieron foros de debate en distintos puntos del país. –Que se hayan hecho reuniones y consultas, o que se haya formado una agrupación para defender la ley, está bien. Pero nadie puede decir que eso está ajustado a derecho. Si me hubieran dicho que hubo una consulta popular y que el pueblo se expresó a favor de la ley, no te quepa la menor duda de que lo hubiera tomado en cuenta. Pero el ámbito de discusión de las leyes es el Congreso.–¿Cree que los legisladores no tenían por qué participar de esos foros?–Bajo ningún punto de vista. Tampoco sabíamos de esas reuniones.–Fueron públicas.–Sí. Pero nunca hubo una invitación formal a los legisladores. Además, de ninguna manera se puede suplantar la representatividad que tiene el legislador con la vocación de representación que tiene la ciudadanía. –¿Por qué dice que es una ley “mala”?–Es compleja para la lectura. Cuando nosotros tenemos una ley para estudiar, leemos algo más que los artículos y las palabras. Leyendo de manera integral se advierte el espíritu más íntimo. En la confección del proyecto actuaron demasiadas personas y terminó funcionando mal el “cortar y pegar”. En varios artículos se ve que hubo conceptos que venían con un grado de seriedad importante que después se desvirtúan. Por ejemplo: cuando se habla de contenidos en materia de programas infantiles, el artículo viene bárbaro y de repente, al final, dice algo así como que “los niños tienden a ser lo que ven”. Una frase así no puede ser parte de una buena legislación.–¿Y cuál cree que es el “espíritu más íntimo” de esta ley?–Dar vuelta lo que se tenía hasta ahora, que es un sistema de comunicación de medios que es privado. Si esta ley se vota vamos a tener un sistema de medios públicos, con gran participación de las ONG, que no sabemos bien qué son. Habrá privados, pero con un porcentaje inferior al de ahora. Para poner en práctica esta ley es imperioso que se defina qué es una ONG. No es lo mismo una fundación, una universidad, una cooperativa, a un grupo de personas que se juntan en un barrio y golpean las puertas de los ministerios para conseguir programas. Lo digo por experiencia propia.–Dice que la ley se trató “rápido”. ¿A qué lo atribuye? ¿Fue desidia o el Ejecutivo tenía intereses especiales por su pelea con Clarín?–Tengo otra teoría. Creo que fue erróneo el planteo de la oposición de desvirtuar que la ley sea tratada por esta composición del Congreso. Eso asustó a varios que pensaron que nos íbamos a quedar nuevamente sin una legislación de medios. –¿El nuevo Congreso realmente iba a tratar la ley?–Acá hay proyectos de la época de (Raúl) Alfonsín, de (Carlos) Menem y de (Fernando) De la Rúa que no fueron tratados. Creo que ese antecedente, por ejemplo, es lo que amontonó a los sectores de izquierda para que voten a favor. La verdad es que no sé si en diciembre se iba a tratar. Por supuesto que el Gobierno aprovecha para profundizar su pelea con Clarín. O sea, se vota en medio de una pelea espantosa. Las cosas que suceden de un lado y del otro no forman parte de una convivencia pacífica. A mí me hizo ruido ver cómo se rompían las agencias de Clarín, o se le ponían carteles en contra.–¿Atribuye esas operaciones al oficialismo?–No es que yo se lo atribuya, el propio Kirchner se encargó públicamente de dejar en claro lo que piensa.–¿Antes de votar recibió algún llamado de representantes de los grupos de medios?–Para nada. Creo que nadie se atrevería a venir a verme para ofrecerme cosas raras. Si alguien lo hiciera, lo meto preso. Y del mismo modo en que no me vinieron a ver los medios privados, tampoco recibí presiones de parte del oficialismo.–¿Cómo explica que siendo una dirigente muy cercana al PJ opositor aun así forma parte del bloque del oficialismo?–Tengo un comportamiento con respecto a las leyes que tiene que ver con el análisis, el trabajo y la posición. Y lo hago con absoluta libertad. En una sola oportunidad un jefe de Gabinete osó llamarme para sugerirme que tenía que entrar a una sesión. Nunca más un jefe de Gabinete lo hizo. Nunca voté corporativamente.–¿Quién fue ese jefe de Gabinete?–No fue con los Kirchner. Fue antes, no importa. Acá recibe presiones el que es presionable. Y yo tengo la virtud de saber que soy finita, que me voy a morir, como todos. Y eso me da una libertad muy grande. –Para muchos analistas es sorprendente que Kirchner haya retomado la iniciativa tras perder las elecciones de junio. ¿Cómo lo explica?–Es un pragmático en serio. Además, quien ostenta el poder tiene algunas ventajas. El otro tema es que la gente en las elecciones repartió el voto, no posicionó a nadie, sólo votó en contra de Kirchner.–Es paradójico que eso haya favorecido a Kirchner.–Son las cosas que pasan en política. Él está intentando terminar el mandato con la mayor fortaleza posible. Por eso se planta en el medio de la escena. Necesita sostener la idea de que puede ser candidato en 2011. –¿Los Kirchner tienen posibilidad de ser reelegidos?–No. Hay una relación con el electorado de cierto encanto que si se rompe, se rompe, no se dobla ni se tuerce. Cuando eso pasa se termina la legitimidad ante la gente. –La oposición dice que los Kirchner no leyeron correctamente el resultado de las urnas. –Al contrario, Kirchner leyó el resultado de las urnas y está sobreviviendo. Lo que pasa es que para sobrevivir no tiene que hacer lo que los otros quieren, sino lo que a él le conviene.–En este escenario, ¿cómo se posiciona el peronismo?–Es una diáspora. Para el PJ es muy difícil armar algo por fuera del poder. Hay dirigentes muy importantes que están tardando demasiado en armar un polo único para que la militancia vea que hay algo distinto a los Kirchner.–¿Lo dice por Reutemann?–No. Hablo de toda la dirigencia en general. Le tengo gran aprecio a Lole. Pero para llegar a ser alguien en la vida tenés que estar convencido de adentro, tenés que tener el fuego sagrado. No sé si el Lole realmente quiere ser candidato.–O sea que para usted el peronismo opositor tiene que hacer más gestos de unión.–No hay que mostrar gestos de unión, se tiene que plantear un proyecto. El peronismo no es un partido de gestos. El peronista necesita más que eso para ponerse el overol. Hace falta un espacio donde se vea que se construye poder. –¿Duhalde no está armando ese espacio?–No sé. Duhalde no aparece públicamente armando esto.–¿No podría armarlo Macri?–Imposible. No es peronista. Es un empresario que se da cuenta de que sin el peronismo no va a ningún lado. Pero primero tiene que demostrar que sabe hacer las cosas, porque todavía no lo demostró. Me parece que le falta un período más en la Capital Federal para que recién ahí pueda pensar en ser candidato a presidente. –Usted es una mujer de militancia gremial, fue ministra de Trabajo, ¿qué piensa de la relación Kirchner-Moyano?–Que tiene una relación de “amor carnal” con Kirchner. Pero no conozco los detalles. Te voy a decepcionar. Nunca me reuní con Kirchner siendo presidente, ni ahora. Pero convengamos una cosa: no tuvieron una mala actitud con la dirigencia sindical ni con el movimiento obrero. –Se va a pelear con Barrionuevo por lo que está diciendo.–Pero fijate que el único sector que estuvo peleado con Kirchner desde el primer momento fue el que lidera Luis. Después, quien más, quien menos, vistió el Salón Blanco. No me importa que me critique Barrionuevo. Muchas veces le hice notar que los Kirchner no fueron agresivos con el movimiento obrero. No puedo dejar de decir que rescataron salarios o que dieron vuelta el sistema previsional.–Está reivindicando a Moyano. –No. Son decisiones de Kirchner. Con alguien se tenía que quedar. Se peleó con todos, salvo con el movimiento obrero. Es el único aliado de peso que le queda.–Entonces, ¿éste es un Gobierno débil o todo lo contrario?–Es débil. Pero tiene un operador que se esfuerza para que no lo sea.“Cristina aceptó la conducción de Néstor”–¿Qué pasa en su casa cuando discute un tema político con Barrionuevo y no se ponen de acuerdo? –Nos afecta, claro. No es fácil convivir. Nada fácil. En la última elección, como presidenta del PJ de San Martín, acompañé a la lista oficial. Estuve como 60 días sin hablarme con Luis. Hacíamos cartitas a mano para decirnos cosas. Es muy díficil en una pareja compartir la política. Para poder hacerlo tenés que tener solidez en otro aspecto. Nosotros lo tenemos en lo familiar.–¿Intuye que en Olivos pasan situaciones similares?–No. Creo que no hay peleas y ése es el problema. Cristina debería intentar imponerse más. Es cierto que no tiene equipo propio. Y si vos no armaste tu equipo propio, tenés que tomar lo que hay. Yo, por ejemplo, después de años de militancia, tengo a la gente que responde a Graciela Camaño y la que responde a Luis Barrionuevo y hay una muralla en el medio. Están divididas las aguas. –¿No puede pasar que Cristina y Néstor coincidan en todo?–Es que se nota que pasa eso y que hay un jefe. No lo digo peyorativamente, lo digo porque cuando vos sos un cuadro político, como es Cristina, eso te juega en contra, porque aceptás la conducción. En el caso de ella es así, aceptó la conducción de Kirchner.“Zanola es responsable de lo que pasó”–Como dirigente de la CGT conoció a Juan José Zanola. ¿Qué piensa sobre su relación con Néstor Lorenzo y la droguería San Javier? –Siento una fuerte indignación. Hay que ser cuidadosos, igual, hasta conocer hasta dónde llega la connivencia en el entramado ése. Lo que me parece terrible es el hecho de que se haya podido infiltrar de esa manera un personaje tan nefasto que haga negocios con la salud de la gente, como este señor (Néstor) Lorenzo. Todo lo que pasó en el medio está para verse.–Usted fue ministra de Trabajo. ¿Realmente cree que Zanola pudo no haber tenido responsabilidad en este caso?–Él tendría que haber investigado ante la primera denuncia que le llegó sobre el tema. Tiene responsabilidad, obviamente. La situación es terrible porque además pone un manto de sospecha sobre las obras sociales, y el sistema en realidad funciona. Esto les da pasto a las fieras que quieren que desaparezcan las obras sociales
miércoles, 16 de septiembre de 2009
CASO RUCCI: LAS HIPOTESIS DE SU MUERTE
El escritor y periodista Ceferino Reato responde en un detallado y minuscioso artículo las hipótesis que trazó la Defensora del Pueblo, Alicia Pierini, sobre el histórico asesinato. Las razones y los ejes de un debate con más de 30 años de historia.
La Política Online
Alicia Pierini, subsecretaria de Derechos Humanos entre 1991 y 1997, en el gobierno del presidente Carlos Menem, publicó un artículo on line en el que afirmó que “Montoneros como organización no diseñó ni perpetró el operativo contra Rucci.
Probablemente, un comando ad hoc, por la libre, dada la desorganización de la etapa, fue responsable del atentado. Sin embargo, una vez producido, la Orga lo bancó por omisión y con costo político. Costo hacia Perón, hacia la militancia y hacia el sindicalismo.”
Pierini acepta que “la violenta muerte” del secretario general de la Confederación General del Trabajo (CGT), José Ignacio Rucci, pudo haber sido ocasionada por un grupo encabezado por Julio Roqué, pero sostiene que en aquel momento, el 25 de septiembre de 1973, Roqué no tenía ningún cargo en la Conducción Nacional de Montoneros dado que, en su opinión, todavía no se había producido la fusión entre la organización de la que él provenía, las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), de origen marxista guevarista, con Montoneros.
También admite que Roqué pudo haber contado con la colaboración de otros guerrilleros, algunos tal vez con funciones políticas dentro del gobierno de Buenos Aires, pero afirma que, en ese caso, “no sabrían para qué objetivo cooperaban aunque aportaran logística, algo común en la cultura montonera y jotapé”. Y agrega que, “producido el hecho”, a la cúpula de Montoneros, es decir a Mario Firmenich y Roberto Perdía, no le quedó otra opción que el silencio para no impedir la fusión entre ese grupo y las FAR.
La hipótesis de “un comando libre” para explicar la “violenta muerte” de Rucci es imaginativa pero inverosímil ya que la víctima era nada menos que líder de la CGT (el Hugo Moyano de la época) y el alfil del general Juan Perón en el sindicalismo. Eso significa afirmar que Montoneros era un sello que cobijaba también a grupos de loquitos capaces de seguir durante varios meses y de matar por su cuenta, por motivos que Pierini ni siquiera se pregunta, a uno de los hombres más poderosos del país y más queridos por Perón.
Lo más importante es que se trata de una hipótesis equivocada, aunque conveniente en el intento de evitar que los comandantes montoneros que lograron sobrevivir todos estos años, Firmenich y Perdía, puedan ser vueltos a investigar por la Justicia.
Pierini no escatima interpretaciones negativas y conspirativas sobre mi libro “Operación Traviata, ¿quién mató a Rucci?” y sobre mi persona, por lo cual, antes de analizar los puntos débiles de su hipótesis, me permitiré recordar a quienes aún no lo saben la muy estrecha relación política entre Perdía y Pierini. Tanto es así que Perdía supervisó la última versión del artículo de Pierini y le sugirió suavizar las críticas al presunto “antiperonismo” de las FAR y del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP).
En mi opinión, Pierini expresa a los sectores residuales que todavía siguen anclados en una visión dogmática de los ´70, de Orga, sin ningún tipo de reflexión autocrítica sobre los desastres provocados por el error de no haber dejado de lado las armas cuando volvió la democracia y el peronismo triunfó en las elecciones del 11 de marzo de 1973. “El poder político brota de la boca de un fusil”, repetía Firmenich en aquellos tiempos.
Pero, también refleja el miedo de algunos a que la investigación judicial vuelva a sentarlos en el banquillo de los acusados. Es un miedo lógico, pero me parece por lo menos de dudoso gusto y eficacia imaginar que podrán zafar echándole la culpa de todos los errores de Montoneros a los jefes de las FAR con el atractivo de que estos chivos expiatorios no podrán defenderse porque ya están definitivamente muertos.
Por las dudas, aclaro que escribí el libro sólo con el propósito de acercarme a la verdad periodística sobre un hecho ocurrido hace casi 36 años, que ya pertenece la historia. No tengo ningún interés en que alguien sea investigado por la Justicia o vaya preso; no tengo motivos para eso dado que no soy familiar ni amigo ni aliado ni colega de Rucci, a quien ni siquiera conocí.
Por ese motivo, evité mencionar en el libro a personas que están vivas y que podrían haber participado en este atentado, de alguna manera, como explico en la Introducción. Y por eso sigo manteniendo la reserva periodística sobre el nombre y el apellido de un informante que me proporcionó el dato falso de la dirección del departamento que sirvió de “cuartel general” al grupo que planificó y ejecutó la emboscada contra Rucci.
Aclaro que si el juez considera que sin esa dirección no puede avanzar en la investigación y si ese informante persiste en su negativa a corregir ese dato, me veré obligado a revelar su nombre y su apellido.
Desarrollo este tema y más en uno de los nuevos capítulos de la edición corregida y ampliada de “Operación Traviata”, cuyo original fue entregado a Editorial Sudamericana el 1° de junio de este año, que está en las librerías desde el 1° de septiembre de este año.
Pierini manifiesta su disgusto porque mi libro alteró “la paz interior que a lo largo de 36 años supo construir ejemplarmente la familia Rucci”, en alusión a que “Operación Traviata” los impulsó a reclamar la reapertura de la investigación judicial. Creo que hay una línea delgada que separa la ironía del cinismo y que la autora, y sus impulsores, la han quebrado en este párrafo. ¿Cómo se puede ser tan duro de corazón para no comprender el clamor de justicia de los familiares de una víctima? Repito, por las dudas, que ese clamor no es el mío.
También aclaro que no tengo opinión sobre si es o un delito de lesa humanidad; no lo sé, y en todo caso no es algo en lo que mi opinión tenga alguna relevancia ya que dependerá de la Justicia. Más interesante me parece la distinción de Pierini, y de sus impulsores, sobre la verdad y el castigo. Ella señala que quienes saben la verdad no la contarán mientras pendan sobre sus cabezas la amenaza de ser condenados por la justicia. Eso puede ser cierto, pero en todo caso podría valer también para los responsables del terrorismo de Estado de la dictadura. Creo que Pierini y sus amigos extrañan la “pax menemista” de los indultos para todos, las autocríticas más bien superficiales y las leyes de compensación económica a las víctimas del terrorismo de Estado. Eso merece otra discusión, pero me gustaría recordar que los indultos no impulsaron a ninguno de sus beneficiados, ni a los militares ni a los guerrilleros, a contar la verdad sobre sus actos cuestionados; no siempre se produce una relación simétrica entre verdad y ausencia de castigo o de Justicia.
Luego de este breve desvío, pasó a detallar algunos de los motivos por los cuales la hipótesis del “comando libre” es equivocada:
1) La fusión entre Montoneros y FAR fue acordada mucho antes del asesinato de Rucci, el 11 de marzo de 1973, la fecha de la victoria electoral de Héctor Cámpora, en cuya campaña ambas organizaciones habían tenido un rol protagónico y coincidente. Es decir, casi medio año antes de la emboscada contra Rucci. Lo dice el propio Perdía en la página 179 de su libro “La otra historia”: “Prácticamente en forma contemporánea a la victoria electoral se acordó la fusión de ambas organizaciones, bajo el nombre de Montoneros”. Y agrega, a los tres párrafos: “Fue por ello que primero se decidió la constitución de la conducción nacional de la fuerza unificada. Esta estructura sería la encargada de conducir el proceso de fusión que se debía completar. En virtud de los acuerdos políticos la nueva Conducción Nacional quedó integrada por 8 miembros, 5 montoneros y 3 de las FAR”.
Hay que tener en cuenta que Perdía publicó ese libro en febrero de 1997; era otra época en la Argentina: parecía que los indultos duraría por los siglos de los siglos, no había este resurgir de los Setenta impulsado por los Kirchner y de Rucci no se hablaba.
Ya en abril de 1973, cinco meses antes del asesinato de Rucci, ambas organizaciones elaboraron un documento, “Actualización de la línea político-militar”, que fue tomado como base para la fusión, en el que señalaron “la necesidad de crear la Organización Político-Militar que desarrolle y homogenice la ideología revolucionaria, exprese los intereses de la clase obrera peronista y genere el desarrollo de las formas organizativas adecuadas para la continuación del proceso de guerra revolucionaria integral” (Ver revista “Lucha Armada”, número 10, página 130).
Es por eso que la primera conferencia de prensa conjunta entre Firmenich y Roberto Perdía fue a principios de junio, donde ambos advirtieron que no dejarían las armas a pesar de la asunción del presidente Cámpora y de que miembros de los grupos guerrilleros ocupaban cargos tanto en el gobierno nacional como en media docena de provincias, el Congreso Nacional y las universidades, y que incluso usarían esas armas contra los “traidores” localizados dentro del peronismo, como los sindicalistas ortodoxos, la “burocracia sindical”. Firmenich ratificó eso el 8 de septiembre de 1973, luego de un encuentro de la Juventud Peronista con Perón cuando repitió la famosa frase de que “el poder político brota de la boca de un fusil”.
2) A la fecha del asesinato de Rucci, el 25 de septiembre de 1973, la Conducción Nacional de Montoneros ya estaba formada por 8 miembros. Cito de nuevo al propio Perdía en su libro, en las páginas 179 y 180: “Sobre esa base se constituyó esa conducción unificada, cuyo ordenamiento quedó así: 1. Mario Eduardo Firmenich (Montoneros); 2.Roberto Cirilo Perdía (Montoneros); 3.Roberto Quieto (FAR); 4.Carlos Alberto Hobert (Montoneros), 5.Raúl Clemente Yager (Montoneros); 6.Julio Roqué (FAR); 7.Horacio Mendizábal (Montoneros, previamente incorporado con la fusión de Descamisados), y 8.Marcos Osatinsky (FAR)”. Es decir que Roqué no era un loquito suelto que andaba por ahí reclutando compañeros dispersos para matar secretarios generales de la CGT. Por el contrario, era ya el número 6 de la cúpula del nuevo Montoneros y el segundo representante de las FAR. Podemos agregar que lo llamaban Lino, Iván, Mateo o Uno, este último seudónimo en alusión a que era el mejor cuadro militar de la organización, tanto que, por ejemplo, había dirigido el grupo que había matado al general Juan Carlos Sánchez, en julio de 1972, en Rosario. Luego de toda esta información, Perdía añade que la nueva conducción “funcionó en un edificio de la Avenida de Mayo al 1300 donde, además, yo residía con mi familia”, y que el anuncio público de que “había concluido el proceso de fusión de FAR y Montoneros” fue anunciado en un acto público en Córdoba el 17 de octubre de 1973, en coincidencia con el Día de la Lealtad y cinco días después de la asunción de Juan Perón.
3) Pierini dice que Roqué no tenía actuación en la Capital Federal como si eso fuera un motivo para que no hubiera encabezado el grupo que planificó y ejecutó a Rucci. En todo caso, cabe recordar que sus lugartenientes fueron Marcelo Kurlat y Pablo Cristiano, quienes eran el jefe militar y el jefe sindical de la Organización en Capital Federal.
4) En realidad, Roqué no fue el primer jefe del operativo contra Rucci, sino Fernando Saavedra, que era el jefe de la columna Oeste de la Regional Buenos Aires de Montoneros. El provenía de Descamisados, un grupo de jóvenes de extracción socialcristiana que se había integrado a Montoneros a fines de 1972. Esto indica que no fue una emboscada realizada sólo por ex miembros de las FAR, como sostiene Pierini, tal vez aprovechando que los principales jefes de las FAR ya están muertos. Ocurrió que Saavedra, que no estaba convencido sobre la conveniencia política del ataque, se dobló un tobillo durante un entrenamiento físico y tuvo que ser reemplazado. Esto lo cuentan José Amorín en “Montoneros, la buena historia” y la viuda de Saavedra.
5) Con relación a la posible participación de personas que trabajaban en el gobierno de Buenos Aires, uno de mis informantes, que ocupaba un alto cargo, me dijo que el principal asesor del gobernador Oscar Bidegain era Norberto Habegger, un dato confirmado por la viuda de Habegger y que también incluye Miguel Bonasso en “El presidente que no fue”. Según esta fuente, fue Habegger quien le pidió prestado el departamento que seguía alquilando en Buenos Aires pero que ya no usaba porque se había tenido que mudar a La Plata al asumir ese puesto. Mientras Habegger provenía de Descamisados, como Saavedra, esta fuente tenía una mayor antigüedad en Montoneros. Este informante me contó que tuvo que ir varias veces a ese departamento, y que allí vio a Roqué, a Pablo Cristiano, a “un monto tucumano que murió, cuyo nombre no me acuerdo… Había dos montos que sobrevivieron, uno ahora es un próspero empresario que está totalmente ajeno a todo esto.”
6) El nombre de Perdía apareció varias veces durante mi investigación sobre el asesinato de Rucci. Un autor lo ubica, incluso, manejando una Itaka. El testimonio que me pareció más creíble fue el que afirmó que “Perdía no participó de la operación en sí, pero era el nexo del grupo operativo con Firmenich y Quieto. Yo lo vi varias veces porque algunas reuniones del grupo operativo se hicieron en la casa donde yo vivía”. Como corresponde, le pregunté a Perdía sobre esto y él me contestó, como consta en la página 166 de mi libro: “Eso no es verdad. Tampoco es verdad que la Conducción Nacional tomó la decisión en el caso Rucci ni que conocía esa operación. Pero esa operación no estaba fuera de contexto; no estaba fuera de nuestras líneas de acción, que incluían la lucha contra la burocracia sindical”.
7) Estas últimas palabras de Perdía desmienten el clima recreado por Pierini sobre esa época, que era, conforme le convenga, de opción clara, rotunda y unívoca por la acción política, o de desorden y cruce de grupos, de líneas y de militantes. En simultáneo con el asesinato de Rucci, la cúpula de Montoneros hizo circular un grueso documento, denominado “La Biblia”, en la que se definió “metodológicamente marxista-leninista”. Allí, como explica Roberto Baschetti en mi libro en la página 215, la Conducción Nacional de Montoneros aspira todos los conceptos del Lenín de “¿Qué hacer?”: “una vanguardia armada de los trabajadores, un partido de la revolución, la noción del partido bolchevique. Tenía un lenguaje más clasista para conceptualizar un momento de ruptura con Perón”. La influencia podía ser de las FAR, que venían del marxismo, pero en todo caso no fue posterior al asesinato de Rucci. También indica esto una charla de Firmenich a los cuadros de la Organización, incluida por Baschetti en “Documentos 1973-1976, volumen 1”, página 258.
8) Montoneros, como organización, nunca asumió ni negó públicamente su participación en este asesinato; siempre mantuvo el silencio, incluso hasta hoy. Pierini dice que bancaron el asesinato para no estropear la fusión con las FAR. Pero, Perdía afirma en su libro que la fusión ya estaba acordada y que la Conducción Nacional, con Roqué de número 6, funcionaba desde hacía un buen tiempo. ¿Qué pasó? En realidad, no fue la única vez que Montoneros no “firmó” un atentado: ocurrió, por ejemplo, con el asesinato de Arturo Mor Roig, un político radical que había sido ministro del Interior de la dictadura de Alejandro Lanusse pero que en el momento del ataque, el 15 de julio de 1974, estaba almorzando en una parrilla del Gran Buenos Aires en una pausa de su trabajo como asesor jurídico en una empresa de la zona. Eduardo Anguita y Martín Caparrós cuentan en las páginas 205 y 206 del Tomo 3 de “La voluntad” el plan de Montoneros para vengar la masacre de Ezeiza (20 de junio de 1973), que incluía una serie de atentados contra Rucci y otras personas consideradas responsables. Es un diálogo entre José y Fernando (el periodista Emiliano Costa); José, que era el jefe, le dice que “probablemente la Orga no los firme porque la conducción evalúa que no es momento para entrar de lleno en la lucha militar. Si los firmamos se va armar mucho quilombo con el Viejo”. Costa venía de las FAR pero José no: Montoneros ya estaba unificada luego de Ezeiza. El asesinato de Rucci fue un hecho político, y Montoneros pensaba que Perón era un líder pragmático sin principios, que podría procesar todo tipo de contradicciones, para usar palabras de la época. Pero, no les convenía “firmarla” porque lo dejarían a Perón sin la opción de negociar, como explica el periodista Jorge Lewinger en mi libro, página 202.
9) Pierini recuerda que en una entrevista en 1984 Firmenich declaró que “nosotros no matamos a Rucci. El error nuestro fue político, no haberlo desmentido en su oportunidad”. En aquel momento, Firmenich estaba preso en Villa Devoto, durante el gobierno de Raúl Alfonsín; luego, fue condenado por la Justicia, pero Menem lo indultó, como a Perdía y a otros guerrilleros y como a tantos jefes militares, comenzando por Videla y Massera. No parecía Firmenich en condiciones de atribuirse otros delitos: estaba en la cárcel y ya lo estaban juzgando por el secuestro de los hermanos Born.
Firmenich ha dicho muchas cosas sobre el atentado contra Rucci. El 2 de mayo de este año, durante la presentación de “Operación Traviata” en la Feria del Libro, el periodista Ricardo Roa, actual número 2 de Clarín, relató que el 25 de septiembre de 1973 por la tarde Firmenich se les apareció en la redacción de la revista “El Descamisado” y les dijo: “Fuimos nosotros”. Y les explicó por qué lo habían hecho, para asegurarse que la cobertura de la revista estuviera en línea con la Conducción Nacional de Montoneros. Hasta ese momento, los periodistas de “El Descamisado” pensaban que era una provocación tan grande contra Perón que no podría haber sido obra sino del ERP. Hubo un debate con Firmenich, que convenció a varios de esos periodistas de que ya hora de abandonar la Organización. Lo mismo cuenta el periodista Ricardo Grassi, que ahora vive en Italia.
Todavía más: Anguita y Caparrós relatan en la página 143 del tomo 4 de La Voluntad un almuerzo organizado por Graciela Daleo un domingo de 1974 entre Firmenich y sus antiguos compañeros. En un momento, uno de los invitados le preguntó a Firmenich sobre el atentado contra Rucci. “Bueno, evaluándolo ahora yo considero que fue un error”, contestó Firmenich. “¡¿Cómo?!”, reaccionó el preguntón. “Sí, fue un error. Nosotros creímos que tirándole al Viejo un fiambre sobre la mesa íbamos a poder negociar en mejores condiciones, y la historia nos demostró que no era así. Fue una decisión política equivocada”.
En mi libro, hay 15 personas, con nombre y apellido, que aseguran que un jefe montonero, del nivel de Firmenich o “Hernán” Mendizábal, les aseguró en algún momento que el asesinato había sido obra de ellos.
Mi conclusión sigue siendo que el asesinato de Rucci fue un hecho político: una respuesta por la matanza de Ezeiza y, lo más importante, un mensaje a Perón para que volviera a tenerlos en cuenta en el reparto del poder, tanto en el Movimiento como en el gobierno. Montoneros interpretaba que Perón los estaba raleando desde la masacre de Ezeiza y pensaron que, así como la derecha lo había apretado en Ezeiza y Perón se había corrido a la derecha, ellos iban a apretarlo con la muerte de Rucci y el General volvería a balancearse hacia la izquierda en esa lógica de péndulo sin escrúpulos ni principios que le atribuían.
Firmenich tiene razón en algo: les salió mal.
* Ceferino Reato es periodista y escritor. Es autor del libro "Operación Traviata", donde da su mirada historiográfica sobre el muerte del célebre gremialista.
La Política Online
Alicia Pierini, subsecretaria de Derechos Humanos entre 1991 y 1997, en el gobierno del presidente Carlos Menem, publicó un artículo on line en el que afirmó que “Montoneros como organización no diseñó ni perpetró el operativo contra Rucci.
Probablemente, un comando ad hoc, por la libre, dada la desorganización de la etapa, fue responsable del atentado. Sin embargo, una vez producido, la Orga lo bancó por omisión y con costo político. Costo hacia Perón, hacia la militancia y hacia el sindicalismo.”
Pierini acepta que “la violenta muerte” del secretario general de la Confederación General del Trabajo (CGT), José Ignacio Rucci, pudo haber sido ocasionada por un grupo encabezado por Julio Roqué, pero sostiene que en aquel momento, el 25 de septiembre de 1973, Roqué no tenía ningún cargo en la Conducción Nacional de Montoneros dado que, en su opinión, todavía no se había producido la fusión entre la organización de la que él provenía, las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), de origen marxista guevarista, con Montoneros.
También admite que Roqué pudo haber contado con la colaboración de otros guerrilleros, algunos tal vez con funciones políticas dentro del gobierno de Buenos Aires, pero afirma que, en ese caso, “no sabrían para qué objetivo cooperaban aunque aportaran logística, algo común en la cultura montonera y jotapé”. Y agrega que, “producido el hecho”, a la cúpula de Montoneros, es decir a Mario Firmenich y Roberto Perdía, no le quedó otra opción que el silencio para no impedir la fusión entre ese grupo y las FAR.
La hipótesis de “un comando libre” para explicar la “violenta muerte” de Rucci es imaginativa pero inverosímil ya que la víctima era nada menos que líder de la CGT (el Hugo Moyano de la época) y el alfil del general Juan Perón en el sindicalismo. Eso significa afirmar que Montoneros era un sello que cobijaba también a grupos de loquitos capaces de seguir durante varios meses y de matar por su cuenta, por motivos que Pierini ni siquiera se pregunta, a uno de los hombres más poderosos del país y más queridos por Perón.
Lo más importante es que se trata de una hipótesis equivocada, aunque conveniente en el intento de evitar que los comandantes montoneros que lograron sobrevivir todos estos años, Firmenich y Perdía, puedan ser vueltos a investigar por la Justicia.
Pierini no escatima interpretaciones negativas y conspirativas sobre mi libro “Operación Traviata, ¿quién mató a Rucci?” y sobre mi persona, por lo cual, antes de analizar los puntos débiles de su hipótesis, me permitiré recordar a quienes aún no lo saben la muy estrecha relación política entre Perdía y Pierini. Tanto es así que Perdía supervisó la última versión del artículo de Pierini y le sugirió suavizar las críticas al presunto “antiperonismo” de las FAR y del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP).
En mi opinión, Pierini expresa a los sectores residuales que todavía siguen anclados en una visión dogmática de los ´70, de Orga, sin ningún tipo de reflexión autocrítica sobre los desastres provocados por el error de no haber dejado de lado las armas cuando volvió la democracia y el peronismo triunfó en las elecciones del 11 de marzo de 1973. “El poder político brota de la boca de un fusil”, repetía Firmenich en aquellos tiempos.
Pero, también refleja el miedo de algunos a que la investigación judicial vuelva a sentarlos en el banquillo de los acusados. Es un miedo lógico, pero me parece por lo menos de dudoso gusto y eficacia imaginar que podrán zafar echándole la culpa de todos los errores de Montoneros a los jefes de las FAR con el atractivo de que estos chivos expiatorios no podrán defenderse porque ya están definitivamente muertos.
Por las dudas, aclaro que escribí el libro sólo con el propósito de acercarme a la verdad periodística sobre un hecho ocurrido hace casi 36 años, que ya pertenece la historia. No tengo ningún interés en que alguien sea investigado por la Justicia o vaya preso; no tengo motivos para eso dado que no soy familiar ni amigo ni aliado ni colega de Rucci, a quien ni siquiera conocí.
Por ese motivo, evité mencionar en el libro a personas que están vivas y que podrían haber participado en este atentado, de alguna manera, como explico en la Introducción. Y por eso sigo manteniendo la reserva periodística sobre el nombre y el apellido de un informante que me proporcionó el dato falso de la dirección del departamento que sirvió de “cuartel general” al grupo que planificó y ejecutó la emboscada contra Rucci.
Aclaro que si el juez considera que sin esa dirección no puede avanzar en la investigación y si ese informante persiste en su negativa a corregir ese dato, me veré obligado a revelar su nombre y su apellido.
Desarrollo este tema y más en uno de los nuevos capítulos de la edición corregida y ampliada de “Operación Traviata”, cuyo original fue entregado a Editorial Sudamericana el 1° de junio de este año, que está en las librerías desde el 1° de septiembre de este año.
Pierini manifiesta su disgusto porque mi libro alteró “la paz interior que a lo largo de 36 años supo construir ejemplarmente la familia Rucci”, en alusión a que “Operación Traviata” los impulsó a reclamar la reapertura de la investigación judicial. Creo que hay una línea delgada que separa la ironía del cinismo y que la autora, y sus impulsores, la han quebrado en este párrafo. ¿Cómo se puede ser tan duro de corazón para no comprender el clamor de justicia de los familiares de una víctima? Repito, por las dudas, que ese clamor no es el mío.
También aclaro que no tengo opinión sobre si es o un delito de lesa humanidad; no lo sé, y en todo caso no es algo en lo que mi opinión tenga alguna relevancia ya que dependerá de la Justicia. Más interesante me parece la distinción de Pierini, y de sus impulsores, sobre la verdad y el castigo. Ella señala que quienes saben la verdad no la contarán mientras pendan sobre sus cabezas la amenaza de ser condenados por la justicia. Eso puede ser cierto, pero en todo caso podría valer también para los responsables del terrorismo de Estado de la dictadura. Creo que Pierini y sus amigos extrañan la “pax menemista” de los indultos para todos, las autocríticas más bien superficiales y las leyes de compensación económica a las víctimas del terrorismo de Estado. Eso merece otra discusión, pero me gustaría recordar que los indultos no impulsaron a ninguno de sus beneficiados, ni a los militares ni a los guerrilleros, a contar la verdad sobre sus actos cuestionados; no siempre se produce una relación simétrica entre verdad y ausencia de castigo o de Justicia.
Luego de este breve desvío, pasó a detallar algunos de los motivos por los cuales la hipótesis del “comando libre” es equivocada:
1) La fusión entre Montoneros y FAR fue acordada mucho antes del asesinato de Rucci, el 11 de marzo de 1973, la fecha de la victoria electoral de Héctor Cámpora, en cuya campaña ambas organizaciones habían tenido un rol protagónico y coincidente. Es decir, casi medio año antes de la emboscada contra Rucci. Lo dice el propio Perdía en la página 179 de su libro “La otra historia”: “Prácticamente en forma contemporánea a la victoria electoral se acordó la fusión de ambas organizaciones, bajo el nombre de Montoneros”. Y agrega, a los tres párrafos: “Fue por ello que primero se decidió la constitución de la conducción nacional de la fuerza unificada. Esta estructura sería la encargada de conducir el proceso de fusión que se debía completar. En virtud de los acuerdos políticos la nueva Conducción Nacional quedó integrada por 8 miembros, 5 montoneros y 3 de las FAR”.
Hay que tener en cuenta que Perdía publicó ese libro en febrero de 1997; era otra época en la Argentina: parecía que los indultos duraría por los siglos de los siglos, no había este resurgir de los Setenta impulsado por los Kirchner y de Rucci no se hablaba.
Ya en abril de 1973, cinco meses antes del asesinato de Rucci, ambas organizaciones elaboraron un documento, “Actualización de la línea político-militar”, que fue tomado como base para la fusión, en el que señalaron “la necesidad de crear la Organización Político-Militar que desarrolle y homogenice la ideología revolucionaria, exprese los intereses de la clase obrera peronista y genere el desarrollo de las formas organizativas adecuadas para la continuación del proceso de guerra revolucionaria integral” (Ver revista “Lucha Armada”, número 10, página 130).
Es por eso que la primera conferencia de prensa conjunta entre Firmenich y Roberto Perdía fue a principios de junio, donde ambos advirtieron que no dejarían las armas a pesar de la asunción del presidente Cámpora y de que miembros de los grupos guerrilleros ocupaban cargos tanto en el gobierno nacional como en media docena de provincias, el Congreso Nacional y las universidades, y que incluso usarían esas armas contra los “traidores” localizados dentro del peronismo, como los sindicalistas ortodoxos, la “burocracia sindical”. Firmenich ratificó eso el 8 de septiembre de 1973, luego de un encuentro de la Juventud Peronista con Perón cuando repitió la famosa frase de que “el poder político brota de la boca de un fusil”.
2) A la fecha del asesinato de Rucci, el 25 de septiembre de 1973, la Conducción Nacional de Montoneros ya estaba formada por 8 miembros. Cito de nuevo al propio Perdía en su libro, en las páginas 179 y 180: “Sobre esa base se constituyó esa conducción unificada, cuyo ordenamiento quedó así: 1. Mario Eduardo Firmenich (Montoneros); 2.Roberto Cirilo Perdía (Montoneros); 3.Roberto Quieto (FAR); 4.Carlos Alberto Hobert (Montoneros), 5.Raúl Clemente Yager (Montoneros); 6.Julio Roqué (FAR); 7.Horacio Mendizábal (Montoneros, previamente incorporado con la fusión de Descamisados), y 8.Marcos Osatinsky (FAR)”. Es decir que Roqué no era un loquito suelto que andaba por ahí reclutando compañeros dispersos para matar secretarios generales de la CGT. Por el contrario, era ya el número 6 de la cúpula del nuevo Montoneros y el segundo representante de las FAR. Podemos agregar que lo llamaban Lino, Iván, Mateo o Uno, este último seudónimo en alusión a que era el mejor cuadro militar de la organización, tanto que, por ejemplo, había dirigido el grupo que había matado al general Juan Carlos Sánchez, en julio de 1972, en Rosario. Luego de toda esta información, Perdía añade que la nueva conducción “funcionó en un edificio de la Avenida de Mayo al 1300 donde, además, yo residía con mi familia”, y que el anuncio público de que “había concluido el proceso de fusión de FAR y Montoneros” fue anunciado en un acto público en Córdoba el 17 de octubre de 1973, en coincidencia con el Día de la Lealtad y cinco días después de la asunción de Juan Perón.
3) Pierini dice que Roqué no tenía actuación en la Capital Federal como si eso fuera un motivo para que no hubiera encabezado el grupo que planificó y ejecutó a Rucci. En todo caso, cabe recordar que sus lugartenientes fueron Marcelo Kurlat y Pablo Cristiano, quienes eran el jefe militar y el jefe sindical de la Organización en Capital Federal.
4) En realidad, Roqué no fue el primer jefe del operativo contra Rucci, sino Fernando Saavedra, que era el jefe de la columna Oeste de la Regional Buenos Aires de Montoneros. El provenía de Descamisados, un grupo de jóvenes de extracción socialcristiana que se había integrado a Montoneros a fines de 1972. Esto indica que no fue una emboscada realizada sólo por ex miembros de las FAR, como sostiene Pierini, tal vez aprovechando que los principales jefes de las FAR ya están muertos. Ocurrió que Saavedra, que no estaba convencido sobre la conveniencia política del ataque, se dobló un tobillo durante un entrenamiento físico y tuvo que ser reemplazado. Esto lo cuentan José Amorín en “Montoneros, la buena historia” y la viuda de Saavedra.
5) Con relación a la posible participación de personas que trabajaban en el gobierno de Buenos Aires, uno de mis informantes, que ocupaba un alto cargo, me dijo que el principal asesor del gobernador Oscar Bidegain era Norberto Habegger, un dato confirmado por la viuda de Habegger y que también incluye Miguel Bonasso en “El presidente que no fue”. Según esta fuente, fue Habegger quien le pidió prestado el departamento que seguía alquilando en Buenos Aires pero que ya no usaba porque se había tenido que mudar a La Plata al asumir ese puesto. Mientras Habegger provenía de Descamisados, como Saavedra, esta fuente tenía una mayor antigüedad en Montoneros. Este informante me contó que tuvo que ir varias veces a ese departamento, y que allí vio a Roqué, a Pablo Cristiano, a “un monto tucumano que murió, cuyo nombre no me acuerdo… Había dos montos que sobrevivieron, uno ahora es un próspero empresario que está totalmente ajeno a todo esto.”
6) El nombre de Perdía apareció varias veces durante mi investigación sobre el asesinato de Rucci. Un autor lo ubica, incluso, manejando una Itaka. El testimonio que me pareció más creíble fue el que afirmó que “Perdía no participó de la operación en sí, pero era el nexo del grupo operativo con Firmenich y Quieto. Yo lo vi varias veces porque algunas reuniones del grupo operativo se hicieron en la casa donde yo vivía”. Como corresponde, le pregunté a Perdía sobre esto y él me contestó, como consta en la página 166 de mi libro: “Eso no es verdad. Tampoco es verdad que la Conducción Nacional tomó la decisión en el caso Rucci ni que conocía esa operación. Pero esa operación no estaba fuera de contexto; no estaba fuera de nuestras líneas de acción, que incluían la lucha contra la burocracia sindical”.
7) Estas últimas palabras de Perdía desmienten el clima recreado por Pierini sobre esa época, que era, conforme le convenga, de opción clara, rotunda y unívoca por la acción política, o de desorden y cruce de grupos, de líneas y de militantes. En simultáneo con el asesinato de Rucci, la cúpula de Montoneros hizo circular un grueso documento, denominado “La Biblia”, en la que se definió “metodológicamente marxista-leninista”. Allí, como explica Roberto Baschetti en mi libro en la página 215, la Conducción Nacional de Montoneros aspira todos los conceptos del Lenín de “¿Qué hacer?”: “una vanguardia armada de los trabajadores, un partido de la revolución, la noción del partido bolchevique. Tenía un lenguaje más clasista para conceptualizar un momento de ruptura con Perón”. La influencia podía ser de las FAR, que venían del marxismo, pero en todo caso no fue posterior al asesinato de Rucci. También indica esto una charla de Firmenich a los cuadros de la Organización, incluida por Baschetti en “Documentos 1973-1976, volumen 1”, página 258.
8) Montoneros, como organización, nunca asumió ni negó públicamente su participación en este asesinato; siempre mantuvo el silencio, incluso hasta hoy. Pierini dice que bancaron el asesinato para no estropear la fusión con las FAR. Pero, Perdía afirma en su libro que la fusión ya estaba acordada y que la Conducción Nacional, con Roqué de número 6, funcionaba desde hacía un buen tiempo. ¿Qué pasó? En realidad, no fue la única vez que Montoneros no “firmó” un atentado: ocurrió, por ejemplo, con el asesinato de Arturo Mor Roig, un político radical que había sido ministro del Interior de la dictadura de Alejandro Lanusse pero que en el momento del ataque, el 15 de julio de 1974, estaba almorzando en una parrilla del Gran Buenos Aires en una pausa de su trabajo como asesor jurídico en una empresa de la zona. Eduardo Anguita y Martín Caparrós cuentan en las páginas 205 y 206 del Tomo 3 de “La voluntad” el plan de Montoneros para vengar la masacre de Ezeiza (20 de junio de 1973), que incluía una serie de atentados contra Rucci y otras personas consideradas responsables. Es un diálogo entre José y Fernando (el periodista Emiliano Costa); José, que era el jefe, le dice que “probablemente la Orga no los firme porque la conducción evalúa que no es momento para entrar de lleno en la lucha militar. Si los firmamos se va armar mucho quilombo con el Viejo”. Costa venía de las FAR pero José no: Montoneros ya estaba unificada luego de Ezeiza. El asesinato de Rucci fue un hecho político, y Montoneros pensaba que Perón era un líder pragmático sin principios, que podría procesar todo tipo de contradicciones, para usar palabras de la época. Pero, no les convenía “firmarla” porque lo dejarían a Perón sin la opción de negociar, como explica el periodista Jorge Lewinger en mi libro, página 202.
9) Pierini recuerda que en una entrevista en 1984 Firmenich declaró que “nosotros no matamos a Rucci. El error nuestro fue político, no haberlo desmentido en su oportunidad”. En aquel momento, Firmenich estaba preso en Villa Devoto, durante el gobierno de Raúl Alfonsín; luego, fue condenado por la Justicia, pero Menem lo indultó, como a Perdía y a otros guerrilleros y como a tantos jefes militares, comenzando por Videla y Massera. No parecía Firmenich en condiciones de atribuirse otros delitos: estaba en la cárcel y ya lo estaban juzgando por el secuestro de los hermanos Born.
Firmenich ha dicho muchas cosas sobre el atentado contra Rucci. El 2 de mayo de este año, durante la presentación de “Operación Traviata” en la Feria del Libro, el periodista Ricardo Roa, actual número 2 de Clarín, relató que el 25 de septiembre de 1973 por la tarde Firmenich se les apareció en la redacción de la revista “El Descamisado” y les dijo: “Fuimos nosotros”. Y les explicó por qué lo habían hecho, para asegurarse que la cobertura de la revista estuviera en línea con la Conducción Nacional de Montoneros. Hasta ese momento, los periodistas de “El Descamisado” pensaban que era una provocación tan grande contra Perón que no podría haber sido obra sino del ERP. Hubo un debate con Firmenich, que convenció a varios de esos periodistas de que ya hora de abandonar la Organización. Lo mismo cuenta el periodista Ricardo Grassi, que ahora vive en Italia.
Todavía más: Anguita y Caparrós relatan en la página 143 del tomo 4 de La Voluntad un almuerzo organizado por Graciela Daleo un domingo de 1974 entre Firmenich y sus antiguos compañeros. En un momento, uno de los invitados le preguntó a Firmenich sobre el atentado contra Rucci. “Bueno, evaluándolo ahora yo considero que fue un error”, contestó Firmenich. “¡¿Cómo?!”, reaccionó el preguntón. “Sí, fue un error. Nosotros creímos que tirándole al Viejo un fiambre sobre la mesa íbamos a poder negociar en mejores condiciones, y la historia nos demostró que no era así. Fue una decisión política equivocada”.
En mi libro, hay 15 personas, con nombre y apellido, que aseguran que un jefe montonero, del nivel de Firmenich o “Hernán” Mendizábal, les aseguró en algún momento que el asesinato había sido obra de ellos.
Mi conclusión sigue siendo que el asesinato de Rucci fue un hecho político: una respuesta por la matanza de Ezeiza y, lo más importante, un mensaje a Perón para que volviera a tenerlos en cuenta en el reparto del poder, tanto en el Movimiento como en el gobierno. Montoneros interpretaba que Perón los estaba raleando desde la masacre de Ezeiza y pensaron que, así como la derecha lo había apretado en Ezeiza y Perón se había corrido a la derecha, ellos iban a apretarlo con la muerte de Rucci y el General volvería a balancearse hacia la izquierda en esa lógica de péndulo sin escrúpulos ni principios que le atribuían.
Firmenich tiene razón en algo: les salió mal.
* Ceferino Reato es periodista y escritor. Es autor del libro "Operación Traviata", donde da su mirada historiográfica sobre el muerte del célebre gremialista.
viernes, 4 de septiembre de 2009
CALZADA: ECHAN A 25 EMPLEADOS DE GRAFICA GUADALUPE
Así lo denunciaron sus empleados. Además, se habla de un inminente cierre. Los trabajadores reclaman que se preserven las fuentes de trabajo, en el marco del acuerdo firmado hace un mes para suspender por 180 días todos los despidos en Almirante Brown.
Pese al anuncio de un congelamiento por 180 días de los despidos laborales, realizado por el propio Ministro de Trabajo de la provincia de Buenos Aires, Oscar Cuartango, en estos días un grupo de trabajadores gráficos quedaron en la calle en Rafael Calzada y reclaman soluciones inmediatas. Se trata de unos 25 empleados de la gráfica Guadalupe, una empresa perteneciente a una congregación religiosa, quienes denunciaron los despidos y un intento de pagar una indemnización del 50 por ciento de lo que corresponde. El hecho se conoció durante esta semana, pero ya lleva varios días sin solución. Con el apoyo de algunas fuerzas políticas y sociales, como el Partido Obrero de Almirante Brown, los empleados están dando a conocer su drama, y piden intervención de las autoridades para hacer respetar lo firmado con el Ministro y se reincorpore a los empleados. Según confirmaron los trabajadores, el conflicto se desató en la grafica Guadalupe de Rafael Calzada, que pertenece a la Congregación del Verbo Divino. Desde el 31 de agosto los 25 despedidos no tienen respuesta de la patronal, que además busca pagarles el 50 por ciento de lo que les corresponde como indemnización. "La situación de los compañeros de la gráfica en este momento es desesperante, ya que el día 31 de agosto más de 25 familias han quedado en la calle y esto se ve agravado por el pago nada más que de una indemnización del 50 por ciento", afirmó a este medio Pablo, uno de los empleados. Para los empleados, la empresa no puede poner de excusa una baja en el trabajo, ya que según dijeron "estamos atorados de trabajo". "Somos pocos trabajadores para esta gráfica, que tiene 120 años, y la antigüedad de mis compañeros varía, hay gente de 28 años, pero también compañeros nuevos de un año de antigüedad", dijo otro de los empleados. Para ellos, el problema es que desde la congregación "no quieren poner plata. Las máquinas son viejas y no quieren invertir. Además se quejan de los sueldos ‘altos’, pero nuestros sueldos son bajos". El conflicto se desató a menos de un mes de que la comuna y la provincia de Buenos Aires anunciaran un plan para suspender los despidos. El anuncio contó con la presencia del ministro Cuartango, que acordó el congelamiento de las cesantías con empresarios del distrito. La medida fue festejada por los gremios locales que participaron del encuentro, donde se habló de "preservar las fuentes de trabajo". Entre otras medidas, los acuerdos con los empresarios de esa jurisdicción del conurbano contemplan la suspensión de despidos por un lapso de 180 días, reveló el Ministro. "Mientras (el cardenal Jorge) Bergoglio declara su preocupación por los niveles de pobreza, la Iglesia deja a 25 familias en la calle", se quejaron desde el PO local, que además denunciaron una posible venta de la gráfica: "los rumores sobre la venta de la empresa crecían cada vez más en los pasillos, hasta que finalmente abogados y personal jerárquico de la empresa nos informaron sobre un inminente cierre". "Lo que en este momento deseamos es que esta noticia tome estado público y contar con el apoyo de la gente en el problema que estamos atravesando para que la Iglesia dé marcha atrás con el cierre de la empresa. Necesitamos la ayuda de otros talleres gráficos y de todas las personas que quieran colaborar con nosotros para seguir manteniendo esta fuente de trabajo, que es el pan de 25 familias y la posibilidad de trabajo para muchas más", reclamaron los trabajadores. (Fte:DiarioSur)
Pese al anuncio de un congelamiento por 180 días de los despidos laborales, realizado por el propio Ministro de Trabajo de la provincia de Buenos Aires, Oscar Cuartango, en estos días un grupo de trabajadores gráficos quedaron en la calle en Rafael Calzada y reclaman soluciones inmediatas. Se trata de unos 25 empleados de la gráfica Guadalupe, una empresa perteneciente a una congregación religiosa, quienes denunciaron los despidos y un intento de pagar una indemnización del 50 por ciento de lo que corresponde. El hecho se conoció durante esta semana, pero ya lleva varios días sin solución. Con el apoyo de algunas fuerzas políticas y sociales, como el Partido Obrero de Almirante Brown, los empleados están dando a conocer su drama, y piden intervención de las autoridades para hacer respetar lo firmado con el Ministro y se reincorpore a los empleados. Según confirmaron los trabajadores, el conflicto se desató en la grafica Guadalupe de Rafael Calzada, que pertenece a la Congregación del Verbo Divino. Desde el 31 de agosto los 25 despedidos no tienen respuesta de la patronal, que además busca pagarles el 50 por ciento de lo que les corresponde como indemnización. "La situación de los compañeros de la gráfica en este momento es desesperante, ya que el día 31 de agosto más de 25 familias han quedado en la calle y esto se ve agravado por el pago nada más que de una indemnización del 50 por ciento", afirmó a este medio Pablo, uno de los empleados. Para los empleados, la empresa no puede poner de excusa una baja en el trabajo, ya que según dijeron "estamos atorados de trabajo". "Somos pocos trabajadores para esta gráfica, que tiene 120 años, y la antigüedad de mis compañeros varía, hay gente de 28 años, pero también compañeros nuevos de un año de antigüedad", dijo otro de los empleados. Para ellos, el problema es que desde la congregación "no quieren poner plata. Las máquinas son viejas y no quieren invertir. Además se quejan de los sueldos ‘altos’, pero nuestros sueldos son bajos". El conflicto se desató a menos de un mes de que la comuna y la provincia de Buenos Aires anunciaran un plan para suspender los despidos. El anuncio contó con la presencia del ministro Cuartango, que acordó el congelamiento de las cesantías con empresarios del distrito. La medida fue festejada por los gremios locales que participaron del encuentro, donde se habló de "preservar las fuentes de trabajo". Entre otras medidas, los acuerdos con los empresarios de esa jurisdicción del conurbano contemplan la suspensión de despidos por un lapso de 180 días, reveló el Ministro. "Mientras (el cardenal Jorge) Bergoglio declara su preocupación por los niveles de pobreza, la Iglesia deja a 25 familias en la calle", se quejaron desde el PO local, que además denunciaron una posible venta de la gráfica: "los rumores sobre la venta de la empresa crecían cada vez más en los pasillos, hasta que finalmente abogados y personal jerárquico de la empresa nos informaron sobre un inminente cierre". "Lo que en este momento deseamos es que esta noticia tome estado público y contar con el apoyo de la gente en el problema que estamos atravesando para que la Iglesia dé marcha atrás con el cierre de la empresa. Necesitamos la ayuda de otros talleres gráficos y de todas las personas que quieran colaborar con nosotros para seguir manteniendo esta fuente de trabajo, que es el pan de 25 familias y la posibilidad de trabajo para muchas más", reclamaron los trabajadores. (Fte:DiarioSur)
PROBLEMAS DE CLOACAS EN CALZADA
(Colaborador)El problema de las cloacas en Calzada,Mármol y Burzaco se ha convertido en algo crónico, miles de vecinos a diario deben convivir con malos olores y expuestos a miles de enfermedades.Cuando llueve como en la jornada de hoy,algunos arrojan los liquidos a la via publica. El problema de las cloacas sigue siendo un tema de constantes reclamos por parte de los vecinos.
El día de hoy una vecina de la calle Agüero no pudo ocultar ante este medio su indignación, debido al constante problema que atraviesan día a día con el tema de las cloacas, un flagelo constante para gran parte de la población calzadense y demas localidades de Alte.Brown.
“yo tengo cuatro hijos y no tengo donde jueguen, tampoco puedo abrir puertas ni ventanas” fueron algunas de las palabras de Elva que debe convivir, al igual que otros vecinos con este drama que viene padeciendo hace años.
“A los políticos les molesta cuando uno habla por los medios de comunicación. Dicen que hablamos de llenos porque nos dieron el asfalto pero aqui deberia venir el municipio y multar a los que aprovechan la lluvia para arrojar los liquidos cloacales a la calle perjudicando a todos.Vayan a ver como esta la calle Arias y las paralelas”
Lo cierto es que esta situación se ve desbordada siempre cuando llueveo, no solo por el olor nauseabundo que emanan los liquidos sino por la contaminación a la que están expuestos chicos y grandes.
Jugar, comer, higienizarse, cocinar, beber agua se hacen cada vez mas imposibles.»Nadie nos da una pronta solución “,cuando llueve la calle es un chiquero».
El día de hoy una vecina de la calle Agüero no pudo ocultar ante este medio su indignación, debido al constante problema que atraviesan día a día con el tema de las cloacas, un flagelo constante para gran parte de la población calzadense y demas localidades de Alte.Brown.
“yo tengo cuatro hijos y no tengo donde jueguen, tampoco puedo abrir puertas ni ventanas” fueron algunas de las palabras de Elva que debe convivir, al igual que otros vecinos con este drama que viene padeciendo hace años.
“A los políticos les molesta cuando uno habla por los medios de comunicación. Dicen que hablamos de llenos porque nos dieron el asfalto pero aqui deberia venir el municipio y multar a los que aprovechan la lluvia para arrojar los liquidos cloacales a la calle perjudicando a todos.Vayan a ver como esta la calle Arias y las paralelas”
Lo cierto es que esta situación se ve desbordada siempre cuando llueveo, no solo por el olor nauseabundo que emanan los liquidos sino por la contaminación a la que están expuestos chicos y grandes.
Jugar, comer, higienizarse, cocinar, beber agua se hacen cada vez mas imposibles.»Nadie nos da una pronta solución “,cuando llueve la calle es un chiquero».
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