Se conocieron fotos del interior de la vivienda que estaba en venta. Su rutina antes de la desaparición y por qué buscan pistas en la computadora.
por Pablo Noto
Calle Ramírez 2252. Localidad de José Mármol, partido de Almirante Brown. Esos son los puntos cardinales en donde transcurría la rutina de la familia Pomar, desaparecida desde hace 13 días y vista por última vez en un peaje de la ruta 7, cuando se trasladaban supuestamente hacia la ciudad de Pergamino.
Los integrantes de la casa, Luis Fernando (40), Gabriela Viagrán (36), sus dos hijas, Candelaria (6) y Pilar (3), y un joven de 13 años producto de la primera pareja de la mujer, se habían mudado hacía dos años. Eran de clase media y llevaban una vida sin lujos. Él estaba desocupado desde mayo pasado, cuando fue despedido de la empresa etiquetadora en la que trabajaba como técnico químico. Había cobrado 64 mil pesos de indemnización, pero en este tiempo habría gastado en promedio unos 15 mil. Las cuotas del colegio de los chicos actualmente están pagas. En un principio, allegados dijeron que los ayudaba un familiar. Las deudas hipotecarias, según testimonios cercanos, están en regla. Además, en su cuenta bancaria, figuran unos 50 mil pesos y, lógicamente, ningún movimiento de dinero en los últimos días. Las imágenes del interior de la casa fueron conseguidas a través del sitio zonaprops, ya que se encuentra en venta. El precio: 78 mil dólares. La vivienda tiene 3 cuartos distribuidos en una superficie de 160 metros cuadrados, un patio, una cocina amplia y dos baños. El viernes pasado, los investigadores y la policía secuestraron documentación, revisaron cada rincón y se llevaron uno de los elementos más importantes: la computadora. Entre el miércoles y el jueves, personal de la DDI de Junín analizó todo tipo de información dentro de la CPU que pueda aportar a la causa. Mails, mensajes de Facebook, datos y documentos. Guardados o borrados. Sin embargo, hasta el momento la fiscal de la UFI 4 de Pergamino que investiga la causa, Carina Pollice, no dio ningún tipo de detalle al respecto. Sólo que llamarán a declarar a las personas que figuraban en algunos archivos.
Al parecer, los Pomar habían comprado la vivienda con la ayuda de un crédito hipotecario y ni bien se mudaron al barrio, la “llenaron” de rejas. Algunos testigos dicen que Fernando tenía miedo. Años atrás habría sido víctima de un secuestro en Ramos Mejía y la mala experiencia lo habría traumado para siempre.
Su rutina era como la de cualquier hijo de vecino. Temprano por la mañana llevaban a los nenes al colegio, luego Gabriela atendía los quehaceres del hogar y Fernando buscaba la forma de conseguir el mango. Tal es así que el viaje a Pergamino, donde actualmente viven familiares de su esposa, se debía, entre otras cosas, a una entrevista laboral.
El día que marcharon en su Fiat Duna Weekend rojo dejaron todo acomodado. Hasta los DNI de las pequeñas en un cajón. El adolescente hijo de Gabriela se quedó en casa de su padre, porque el lunes rendía en la escuela.
Tras la desaparición, en la investigación no se descarta nada. Ninguna pista, ningún llamado al 911, por más que todos hasta el momento hayan resultado falsos. A pesar de que varios testimonios apuntan a que la relación del matrimonio era buena, algunos allegados hablan de conflicto de pareja. Fernando y su mujer hacían terapia de pareja por una supuesta crisis que atravesaban y los pesquisas no dudaron en recolectar el testimonio de su terapeuta.
¿Fuga, conflicto pasional, asesinato, robo? Son los enigmas de una causa que con el correr del tiempo hace crecer la desesperación tanto de sus familiares, como de las autoridades, que los siguen buscando.
por Pablo Noto
Calle Ramírez 2252. Localidad de José Mármol, partido de Almirante Brown. Esos son los puntos cardinales en donde transcurría la rutina de la familia Pomar, desaparecida desde hace 13 días y vista por última vez en un peaje de la ruta 7, cuando se trasladaban supuestamente hacia la ciudad de Pergamino.
Los integrantes de la casa, Luis Fernando (40), Gabriela Viagrán (36), sus dos hijas, Candelaria (6) y Pilar (3), y un joven de 13 años producto de la primera pareja de la mujer, se habían mudado hacía dos años. Eran de clase media y llevaban una vida sin lujos. Él estaba desocupado desde mayo pasado, cuando fue despedido de la empresa etiquetadora en la que trabajaba como técnico químico. Había cobrado 64 mil pesos de indemnización, pero en este tiempo habría gastado en promedio unos 15 mil. Las cuotas del colegio de los chicos actualmente están pagas. En un principio, allegados dijeron que los ayudaba un familiar. Las deudas hipotecarias, según testimonios cercanos, están en regla. Además, en su cuenta bancaria, figuran unos 50 mil pesos y, lógicamente, ningún movimiento de dinero en los últimos días. Las imágenes del interior de la casa fueron conseguidas a través del sitio zonaprops, ya que se encuentra en venta. El precio: 78 mil dólares. La vivienda tiene 3 cuartos distribuidos en una superficie de 160 metros cuadrados, un patio, una cocina amplia y dos baños. El viernes pasado, los investigadores y la policía secuestraron documentación, revisaron cada rincón y se llevaron uno de los elementos más importantes: la computadora. Entre el miércoles y el jueves, personal de la DDI de Junín analizó todo tipo de información dentro de la CPU que pueda aportar a la causa. Mails, mensajes de Facebook, datos y documentos. Guardados o borrados. Sin embargo, hasta el momento la fiscal de la UFI 4 de Pergamino que investiga la causa, Carina Pollice, no dio ningún tipo de detalle al respecto. Sólo que llamarán a declarar a las personas que figuraban en algunos archivos.
Al parecer, los Pomar habían comprado la vivienda con la ayuda de un crédito hipotecario y ni bien se mudaron al barrio, la “llenaron” de rejas. Algunos testigos dicen que Fernando tenía miedo. Años atrás habría sido víctima de un secuestro en Ramos Mejía y la mala experiencia lo habría traumado para siempre.
Su rutina era como la de cualquier hijo de vecino. Temprano por la mañana llevaban a los nenes al colegio, luego Gabriela atendía los quehaceres del hogar y Fernando buscaba la forma de conseguir el mango. Tal es así que el viaje a Pergamino, donde actualmente viven familiares de su esposa, se debía, entre otras cosas, a una entrevista laboral.
El día que marcharon en su Fiat Duna Weekend rojo dejaron todo acomodado. Hasta los DNI de las pequeñas en un cajón. El adolescente hijo de Gabriela se quedó en casa de su padre, porque el lunes rendía en la escuela.
Tras la desaparición, en la investigación no se descarta nada. Ninguna pista, ningún llamado al 911, por más que todos hasta el momento hayan resultado falsos. A pesar de que varios testimonios apuntan a que la relación del matrimonio era buena, algunos allegados hablan de conflicto de pareja. Fernando y su mujer hacían terapia de pareja por una supuesta crisis que atravesaban y los pesquisas no dudaron en recolectar el testimonio de su terapeuta.
¿Fuga, conflicto pasional, asesinato, robo? Son los enigmas de una causa que con el correr del tiempo hace crecer la desesperación tanto de sus familiares, como de las autoridades, que los siguen buscando.
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