RECUENTO DE LOS MÁS GRANDES ASALTOS EN LA HISTORIA CRIMINAL ARGENTINA
Los primeros grandes robos de bancos comenzaron en Estados Unidos, a principios del siglo pasado. Las quiebras en los bancos por esos territorios eran algo habitual, llevándose así, los ahorros de la gente trabajadora.
La metodología de dichos ladrones descansa en la no violencia –en la mayoría de las veces- la inteligencia, y robar el dinero de entidades que ya roban previamente con total impunidad y avaladas por el gobierno. Surgió así, una extraña simpatía hacia los ladrones de bancos por un sector de la población más humilde.
Pero hagamos un pequeño recuento de los principales robos que dejaron su impronta en la historia criminal argentina.
Sentando precedentes
José Murillo arremetió en la Casa de la Moneda un 28 de diciembre de 1851 y le mostró al presidente de la Institución un mensaje manuscrito con la supuesta firma de Juan Manuel de Rosas, donde le exigía la entrega de 2 millones de pesos. En menos de una hora, Murillo salió de allí con la fortuna en su mochila.
Tiempo después fue capturado y condenado a fusilamiento por robo y falsificación de documento. Boquetero Charrúa
El uruguayo Claudio Rubén Silva Silva, sentó precedentes con la modalidad del "boquete".
Mientras el hermano de Silva Silva, trabajaba en la sucursal Plaza San Martín del Banco Galicia. El "rey de los boqueteros" -como lo apodó la misma policía- de 25 años; mientras visitaba asiduamente a su hermano en su lugar de trabajo, configuraba su plan.
Finalmente, el 7 de agosto de 1976, entró al banco con tres cómplices, rompió una pared y entre sándwich y sándwich, abrió 95 cajas. Con botín en el morral, partió para su casa en subte.
Robo en Bellas Artes
Navidad de 1980, el Museo de Bellas Artes contaba con escasa seguridad. Un grupo de hombres irrumpe al mismo forzando las puertas con sopletes. Con gusto impecable y tiempo a favor, eligieron las mejores piezas del primer piso y la planta baja, 16 cuadros y 7 piezas artesanales valuados en 25 millones de dólares. Se escaparon por el techo, mientras una camioneta los esperaba afuera.
20 años después, se tomó conocimiento sobre el paradero del botín, gracias a una agencia internacional dedicada al tema. Aún así, jamás se supo nada sobre los ladrones.
El tesoro de Rosario
Lo que para algunos puede ser un trabajo burocrático, para otros fue una oportunidad. A fines de 1992, el Banco Central actualizaba sus viejos australes por los nuevísimos pesos. El cambio consistía en tomar 500 mil australes, quemarlos y remplazarlos por los de 50 pesos. Norberto Schiavetti, jefe del Tesoro de Rosario, recibió el llamado de un funcionario del Banco Central advirtiéndole que irían tres inspectores a retirar 30 millones de pesos en billetes de 500 mil australes. Obedeció Shciavetti y al día siguiente estuvo con el acaudalado camión, esperando en el aeropuerto, dónde los tres inspectores le mostraron la siguiente nota: "Debido a la falta de billetes de $50, el Directorio del BCRA ha resuelto por una situación de emergencia, el reciclaje de 500.000 australes para una zona del país". Schiavetti, les entregó el dinero y los “inspectores” desaparecieron con la plata. Los estafadores habían desviado las líneas telefónicas para perpetuar el engaño.
Fueron atrapados cuando uno de ellos le contó lo acontecido a un pai umbanda.
Cinco personas fueron condenadas a cuatro años de cárcel, pero el dinero nunca apareció.
Las cajas del Banco Mercantil
Empleado infiel mediante, una cantidad aún no conocida de hombres entraron por un boquete hasta el Banco y vaciaron 200 cajas con un botín que rondaba en los 20 millones de pesos. Con la tranquilidad de un feriado de 1992, operaron con tranquilidad para jamás ser detenidos.
Por primera vez, un cliente del Banco, demandaba al mismo por considerarlo responsable directo.
El tesorero Mario Fendrich
El viernes 23 de septiembre de 1994, el subtesorero del Banco Nación de Santa Fe, sacó de la bóveda 3.187.000 pesos y la programó para que se abriera recién el día 27, lo que le daría suficiente tiempo para escapar.
Fendrich permaneció prófugo unos meses pero terminó entregándose el 9 de enero de 1995 con una rara coartada: dijo que la “banda” lo había mantenido como rehén mientras era obligado a retirar el dinero del Banco. Por cierto nadie creyó la historia y fue condenado a 8 años de prisión que se convirtieron en cuatro gracias a su buena conducta.
Hoy día trabaja avocado en su fábrica de yeso, aunque el dinero no se recuperó jamás. Por lo pronto nadie excepto él, sabe dónde están los 3 millones.
Boquete en el Banco de Crédito
En 1997 una banda de boqueteros irrumpió en el Banco de Crédito de Recoleta y se llevaron 20 millones de pesos. Luego de haber cavado un túnel durante tres meses desde un local aledaño, abrieron 270 cajas contenedoras de joyas y efectivo. Pese a las advertencias del potero de un edificio que admitió haber escuchado ruidos muy fuertes en el sótano y de la alarma del banco, la policía no llegó al lugar, sino luego de que los perpetradores del robo se habían ido.
Meses después de detuvo a cuatro hombres –dos de ellos ex agentes de la SIDE- pero sólo se recuperaron 360 mil pesos.
“Venimos a arreglar la calefacción”
El 27 de mayo de 1999 cuatro hombres vestidos de operarios entraron tranquilamente en la sucursal de la Banca Nazionale del Lavoro en pleno centro de la Capital Federal, afirmando “Venimos a arreglar la calefacción”. En cuanto llegaron al subsuelo, tomaron a los seis empleados, un policía y dos guardias, mostrando sus armas de fuego, lograron que les abrieran la caja principal y robaron casi 2 millones de pesos. Recogieron los videos de las cámaras de seguridad y se marcharon por la misma puerta por la que entraron previo a dejar una falsa granada en el lugar para evitar que los siguieran.
Jamás de supo nada de ellos.
El “robo del siglo”
El 13 de enero de 2006 se perpetuó un minucioso y cinematográfico asalto al Banco Rio de Acasusso. El golpe incluyó simulación de toma de 23 rehenes y fuga a través de túneles y cañerías.
Al menos 5 ladrones entraron disfrazados y con armas de juguete por la puerta principal del Banco y vaciaron 145 cajas de seguridad por un monto de 10 millones de dólares en dinero y joyas. Al terminar el plan, un boquete detrás de un armario los esperaba para partir en gomones por el Río de la Plata.
Mientras la policía observaba la falsa toma de rehenes durante 8 horas, los ladrones ya estaban en sus casas mirando el episodio por televisión. Dejaron una nota que decía: "En barrio de ricachones, sin armas ni rencores. Es sólo plata, no amores". Cientos de efectivos policiales terminaron siendo burlados, por lo que se creía, el golpe perfecto. Pero el hilo se cortó por lo más fino, la mujer de uno de los perpetradores, confesó –por despecho- la participación de su marido en el “robo del siglo”
Los ladrones lograron gastar el 1% del botín robado, sólo 3 millones fueron recuperados por la policía y el resto todavía no se ha podido hallar.
El “robo del milenio”
El sábado por la noche del 6 de marzo de 2010, el encargado de un edificio pegado al banco le abrió la puerta a un repartido r de pizzas, al irse el repartidor, arremetieron dos hombres encapuchados y fuertemente armados, dentro del edificio. Luego de hacer entrar a 6 hombres más, se dirigieron hasta el octavo piso, donde desde allí realizaron el boquete hasta la sede del banco, terminando la faena para la mañana del domingo.
Abrieron 218 cajas de seguridad con la tranquilidad de quien opera sin alarma ya que fueron deshabilitadas por ellos mismos y estiman que poseían la clave de la puerta de acceso a las cajas. Sólo 99 de ellas estaban habilitadas, por lo que se descartó que se tratase de un robo millonario.
Mientras la policía investiga si hay conexiones entre los asaltantes del Banco Río y los del Banco Macro, es casi seguro que se trata de una disputa por el cartel de los golpes a bancos, ya que uno de los ladrones dejó escrito en la pared del Macro: “Este no será el robo del siglo, pero sí del milenio”
Alexis Montefiore
Los primeros grandes robos de bancos comenzaron en Estados Unidos, a principios del siglo pasado. Las quiebras en los bancos por esos territorios eran algo habitual, llevándose así, los ahorros de la gente trabajadora.
La metodología de dichos ladrones descansa en la no violencia –en la mayoría de las veces- la inteligencia, y robar el dinero de entidades que ya roban previamente con total impunidad y avaladas por el gobierno. Surgió así, una extraña simpatía hacia los ladrones de bancos por un sector de la población más humilde.
Pero hagamos un pequeño recuento de los principales robos que dejaron su impronta en la historia criminal argentina.
Sentando precedentes
José Murillo arremetió en la Casa de la Moneda un 28 de diciembre de 1851 y le mostró al presidente de la Institución un mensaje manuscrito con la supuesta firma de Juan Manuel de Rosas, donde le exigía la entrega de 2 millones de pesos. En menos de una hora, Murillo salió de allí con la fortuna en su mochila.
Tiempo después fue capturado y condenado a fusilamiento por robo y falsificación de documento. Boquetero Charrúa
El uruguayo Claudio Rubén Silva Silva, sentó precedentes con la modalidad del "boquete".
Mientras el hermano de Silva Silva, trabajaba en la sucursal Plaza San Martín del Banco Galicia. El "rey de los boqueteros" -como lo apodó la misma policía- de 25 años; mientras visitaba asiduamente a su hermano en su lugar de trabajo, configuraba su plan.
Finalmente, el 7 de agosto de 1976, entró al banco con tres cómplices, rompió una pared y entre sándwich y sándwich, abrió 95 cajas. Con botín en el morral, partió para su casa en subte.
Robo en Bellas Artes
Navidad de 1980, el Museo de Bellas Artes contaba con escasa seguridad. Un grupo de hombres irrumpe al mismo forzando las puertas con sopletes. Con gusto impecable y tiempo a favor, eligieron las mejores piezas del primer piso y la planta baja, 16 cuadros y 7 piezas artesanales valuados en 25 millones de dólares. Se escaparon por el techo, mientras una camioneta los esperaba afuera.
20 años después, se tomó conocimiento sobre el paradero del botín, gracias a una agencia internacional dedicada al tema. Aún así, jamás se supo nada sobre los ladrones.
El tesoro de Rosario
Lo que para algunos puede ser un trabajo burocrático, para otros fue una oportunidad. A fines de 1992, el Banco Central actualizaba sus viejos australes por los nuevísimos pesos. El cambio consistía en tomar 500 mil australes, quemarlos y remplazarlos por los de 50 pesos. Norberto Schiavetti, jefe del Tesoro de Rosario, recibió el llamado de un funcionario del Banco Central advirtiéndole que irían tres inspectores a retirar 30 millones de pesos en billetes de 500 mil australes. Obedeció Shciavetti y al día siguiente estuvo con el acaudalado camión, esperando en el aeropuerto, dónde los tres inspectores le mostraron la siguiente nota: "Debido a la falta de billetes de $50, el Directorio del BCRA ha resuelto por una situación de emergencia, el reciclaje de 500.000 australes para una zona del país". Schiavetti, les entregó el dinero y los “inspectores” desaparecieron con la plata. Los estafadores habían desviado las líneas telefónicas para perpetuar el engaño.
Fueron atrapados cuando uno de ellos le contó lo acontecido a un pai umbanda.
Cinco personas fueron condenadas a cuatro años de cárcel, pero el dinero nunca apareció.
Las cajas del Banco Mercantil
Empleado infiel mediante, una cantidad aún no conocida de hombres entraron por un boquete hasta el Banco y vaciaron 200 cajas con un botín que rondaba en los 20 millones de pesos. Con la tranquilidad de un feriado de 1992, operaron con tranquilidad para jamás ser detenidos.
Por primera vez, un cliente del Banco, demandaba al mismo por considerarlo responsable directo.
El tesorero Mario Fendrich
El viernes 23 de septiembre de 1994, el subtesorero del Banco Nación de Santa Fe, sacó de la bóveda 3.187.000 pesos y la programó para que se abriera recién el día 27, lo que le daría suficiente tiempo para escapar.
Fendrich permaneció prófugo unos meses pero terminó entregándose el 9 de enero de 1995 con una rara coartada: dijo que la “banda” lo había mantenido como rehén mientras era obligado a retirar el dinero del Banco. Por cierto nadie creyó la historia y fue condenado a 8 años de prisión que se convirtieron en cuatro gracias a su buena conducta.
Hoy día trabaja avocado en su fábrica de yeso, aunque el dinero no se recuperó jamás. Por lo pronto nadie excepto él, sabe dónde están los 3 millones.
Boquete en el Banco de Crédito
En 1997 una banda de boqueteros irrumpió en el Banco de Crédito de Recoleta y se llevaron 20 millones de pesos. Luego de haber cavado un túnel durante tres meses desde un local aledaño, abrieron 270 cajas contenedoras de joyas y efectivo. Pese a las advertencias del potero de un edificio que admitió haber escuchado ruidos muy fuertes en el sótano y de la alarma del banco, la policía no llegó al lugar, sino luego de que los perpetradores del robo se habían ido.
Meses después de detuvo a cuatro hombres –dos de ellos ex agentes de la SIDE- pero sólo se recuperaron 360 mil pesos.
“Venimos a arreglar la calefacción”
El 27 de mayo de 1999 cuatro hombres vestidos de operarios entraron tranquilamente en la sucursal de la Banca Nazionale del Lavoro en pleno centro de la Capital Federal, afirmando “Venimos a arreglar la calefacción”. En cuanto llegaron al subsuelo, tomaron a los seis empleados, un policía y dos guardias, mostrando sus armas de fuego, lograron que les abrieran la caja principal y robaron casi 2 millones de pesos. Recogieron los videos de las cámaras de seguridad y se marcharon por la misma puerta por la que entraron previo a dejar una falsa granada en el lugar para evitar que los siguieran.
Jamás de supo nada de ellos.
El “robo del siglo”
El 13 de enero de 2006 se perpetuó un minucioso y cinematográfico asalto al Banco Rio de Acasusso. El golpe incluyó simulación de toma de 23 rehenes y fuga a través de túneles y cañerías.
Al menos 5 ladrones entraron disfrazados y con armas de juguete por la puerta principal del Banco y vaciaron 145 cajas de seguridad por un monto de 10 millones de dólares en dinero y joyas. Al terminar el plan, un boquete detrás de un armario los esperaba para partir en gomones por el Río de la Plata.
Mientras la policía observaba la falsa toma de rehenes durante 8 horas, los ladrones ya estaban en sus casas mirando el episodio por televisión. Dejaron una nota que decía: "En barrio de ricachones, sin armas ni rencores. Es sólo plata, no amores". Cientos de efectivos policiales terminaron siendo burlados, por lo que se creía, el golpe perfecto. Pero el hilo se cortó por lo más fino, la mujer de uno de los perpetradores, confesó –por despecho- la participación de su marido en el “robo del siglo”
Los ladrones lograron gastar el 1% del botín robado, sólo 3 millones fueron recuperados por la policía y el resto todavía no se ha podido hallar.
El “robo del milenio”
El sábado por la noche del 6 de marzo de 2010, el encargado de un edificio pegado al banco le abrió la puerta a un repartido r de pizzas, al irse el repartidor, arremetieron dos hombres encapuchados y fuertemente armados, dentro del edificio. Luego de hacer entrar a 6 hombres más, se dirigieron hasta el octavo piso, donde desde allí realizaron el boquete hasta la sede del banco, terminando la faena para la mañana del domingo.
Abrieron 218 cajas de seguridad con la tranquilidad de quien opera sin alarma ya que fueron deshabilitadas por ellos mismos y estiman que poseían la clave de la puerta de acceso a las cajas. Sólo 99 de ellas estaban habilitadas, por lo que se descartó que se tratase de un robo millonario.
Mientras la policía investiga si hay conexiones entre los asaltantes del Banco Río y los del Banco Macro, es casi seguro que se trata de una disputa por el cartel de los golpes a bancos, ya que uno de los ladrones dejó escrito en la pared del Macro: “Este no será el robo del siglo, pero sí del milenio”
Alexis Montefiore
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